Por: Miroslava Escobedo Leyva
Aristóteles en la antigua Grecia, definía al ser humano como un animal político, aquel interesado por los asuntos de la ciudad que se desarrolla en sociedad, desde entonces como hasta ahora la política se considera como una actividad esencial sin la cual el hombre no es tal.
Hablar de política es hablar de alternativas, entender que para el ejercicio del poder hay distintos actores, motivaciones y fines, una dualidad entre cómo son las cosas y cómo deberían ser, bajo la firme convicción del bien común y la respuesta óptima a las necesidades de las y los gobernados.
México, está por comenzar un proceso electoral trascendental la participación de las y los ciudadanos será determinante para encaminar el rumbo del país, no distraernos de lo importante es prioridad, el desarrollo democrático y el sistema electoral está por redefinirse.
Podría parecer imposible pero hoy nos corresponde a quienes integramos esta Patria no ser parte de las intrigas que nos mantienen en la inestabilidad, pues la opción elegida será la que defina el tipo de Estado, gobierno, régimen y sistema político bajo el cual estaremos los próximos años.
A pesar de nuestras diferencias, existe un vínculo indisoluble que nos mantiene unidos como mexicanos, sin embargo, esto no tiene que significar el aceptar todas y cada una de las decisiones, recordemos el poder se transmite la voluntad no, hoy más que nunca alcemos la voz, no permitamos una vez más que nuestro silencio se interprete como un consentimiento popular.
Sí no es ahora, ¿cuándo?, sí no lo hacemos nosotros ¿quién?