30 y tantos millones… 

Por: Bruno Díaz

Recién el día de ayer 2 de junio, se celebró una jornada electoral, entre grises y claros, desconfianza, incertidumbre, tanto por el nivel de inseguridad que vive hoy nuestro país, y otro tanto por el desencanto generalizado para con las y el candidato que buscaban la presidencia. A primeras horas del día 3 de junio ya conocíamos con certeza el resultado, la coalición integrada por MORENA-PT-PVEM y encabezada por Claudia Sheinbaum ganó y con esto se convertirá en la primera mujer presidenta de México y no solo ganó, arrasó. 33,226,602 votos con un 95.23% de las actas capturadas, cantidad mayor a la cual obtuvo en 2018 el hoy presidente Andrés Manuel, y cantidad que en aquel momento parecía inconcebible en un país que llevaba años dando mucho que desear en cuanto a participación ciudadana se refiere. 

En la óptica muy personal de su servidor, esta victoria obedece a dos grandes efectos, el primero, a una constante serie de violaciones a la ley electoral fraguadas desde palacio nacional, una intromisión salvaje de los mal llamados “servidores de la nación”, una aparición constante del primer mandatario en medios de comunicación alentando muy a su estilo “despistado” a continuar por el camino de la 4ta transformación y a la muy tangible operación política realizada por funcionarios de todos los niveles de gobierno federal; y la segunda y muy alarmante, a la cruel realidad de oposición que se tiene en México, al terrible manejo de campaña de Xóchitl, que dejó ver a leguas una criminal falta de entendimiento del dolor social, a una campaña dirigida exclusivamente al sector de la clase media y alta del país, cada voto para Claudia fue un voto contra Alejandro Moreno (Alito), Marko Cortés, Jesús Zambrano, y toda la corrupta y sinvergüenza clase política, que a costillas de una mujer de corazón y valentía, buscaron su permanencia en escaños del senado y curules del congreso. No es justo culpar a Xóchitl de la derrota, los culpables son los dirigentes de los partidos, a ellos son a quien el pueblo que decidió votar por Xóchitl debe reclamarles, y echarles en cara la apabullante derrota, a ellos con su vida superflua y llena de logotipos, a ellos que degustan pato laqueado en el Hunan, a ellos que sienten que flotan, a ellos los verdaderos responsables de la derrota a la oposición. Se noto a leguas que para ellos fue un proceso electoral más, desde la comodidad de la seguridad del que te da ser el número 1 en la lista plurinominal, sin nada que perder, porque hasta la vergüenza la perdieron hace ya mucho tiempo, y así lograrón obtener 30 y tantos millones de votos en repudio y rechazo.

Como ciudadanos tenemos que ser conscientes que el gobierno que comenzará la presidenta Sheinbaum, será el más poderoso de la historia reciente, con absolutamente todo a su favor, ¿seguirán culpando a los gobiernos pasados? ¿Seguirán quejándose de el “freno” parlamentario? ¿Seguirán culpando a enemigos imaginarios? Está por verse. 

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