Por: Víctor Carranza
No le quiero jugar al nostradamus, en el análisis político profesional y serio, quienes juegan a los pronósticos terminan apostando su reputación. Sin embargo, la oposición mexicana ha adelantado una narrativa desde ya, que apunta a cantar un fraude electoral con el peso de una derrota. Pareciera que su apuesta es estrechar la diferencia entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, para legitimar esta narrativa más que para ganar terreno el congreso, ni hablemos de ganar la elección presidencial.
Han sido muchas las señales que apuntan en esta dirección: desde señalamientos de intromisión del crimen organizado, hasta denuncias públicas del uso indebido de programas sociales para apuntalar a las y los candidatos del partido en el poder. Sin embargo, sus acusaciones han perdido legitimidad al ocupar las primeras posiciones de las listas plurinominales para ellos y los suyos.
Tanto el PRI, el PAN, como un agonizante PRD, han apostado por mantener a sus grupúsculos en posiciones privilegiadas, y parece que han abandonado a su suerte a Xóchitl Gálvez, a quien nadie acompaña hasta ahora en su campaña presidencial, sin un planteamiento estratégico adecuado, pues la convirtieron en la candidata del miedo; por increíble que parezca, optaron por promover el miedo como valor central de la narrativa.
En Michoacán, la historia no ha sido distinta, pues a pesar del destacado papel que jugaría Alfonso Martínez para garantizar una “cabeza de playa” segura, nadie parece tener suficiente habilidad para convencer a Memo Valencia de acompañar el proyecto del activo político más rentable de la oposición. ¿Qué hay en la mesa o que ha hecho falta para apuntalar una alianza exitosa y rentable? Solo ellos lo saben.
Sin embargo, ya se adelanta el cantar de los opositores para el 3 de Junio: ¡fraude! Y los verán recorrer organismos internacionales, volverán a surgir voces como la de Cayetana Álvarez, para reforzar dicha narración. Pero la prueba de que solo es una estratagema es que buscarán deslegitimar solo la elección presidencial porque los congresos, esos que ellos ocuparán, esos no se tocan.