¿Alfredo Ramírez pretende un Sexenio de Hidalgo?

LIBRE EXPRESIÓN…

Por: Carlos Alberto Monge Montaño.

“Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no sólo inmoral, sino criminal y abominable”. Cicerón (106 a.C. – 43 a.C.) Político, filósofo y jurista romano.

El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla ha mandado señales preocupantes que advierten que podría abusar del poder de una manera más grotesca que sus antecesores, de tal manera que el “año de Hidalgo” se convierta en el “sexenio de Hidalgo”.

Vale recordar que a los últimos 365 días de una administración gubernamental se le conoce como el “año de Hidalgo”, porque los políticos salientes, procuran aprovechar al máximo y cargan con todo lo que pueden y benefician además a los amigos, familiares, compadres, cómplices, prestanombres y socios.

Dicha expresión, que por cierto nada tiene que ver con don Miguel Hidalgo y Costilla, hace sentido por la rima que tiene el ilustre apellido Hidalgo, con la frase “chingue a su madre el que deje algo”, misma que está directamente vinculada con el reto de beber alguna bebida, especialmente alcohólica, de un solo trago y sin dejar gota.

Desde hace unas 5 décadas, esta expresión se aplica a los políticos que, en el gobierno, regalan notarías, concesiones, plazas y todo lo que tienen a su alcance.

Ramírez Bedolla entregó 14 notarías de las cuales, 5 son de las que creó Silvano Aureoles Conejo y que no las pudo regalar a sus cuates, debido a un amparo que presentó Ignacio Mendoza Jiménez, actual coordinador del Sistema Penitenciario de Michoacán, su hijo Ignacio Mendoza Oropeza y su esposa Claudia Oropeza Miranda, quien sin empacho recibió la notaría 192, que inicialmente impugnó.

No conforme con el regalo de las notarías que creó Aureoles Conejo, Ramírez Bedolla, además de entregarles a sus cuates Paula Espinoza Barrientos la notaría 203 y a Oscar Celis Silva la 196, ahora los tiene en el gabinete, los hizo directores del ICATMI y del DIF respectivamente.

Celis Silva, además, se desempeñó como director del Centro de Convenciones durante prácticamente todo el sexenio de Silvano Aureoles.

No es asunto menor. La entrega de notarías que hizo Ramírez Bedolla al por mayor y para sus cuates en el primer año de gobierno, ya resulta grotesco, pero que además no los deje ejercer y los convoque al gabinete, reúne elementos de abuso y corrupción.

Obliga a concluir que primero aseguraron las notarías, con el negocio, pago de renta o sociedad que ello pueda implicar. 

Conste, el reparto de notarías está obligado a ser público. ¿Se imagina usted, estimado lector, lo que han hecho y pueden hacer los que hoy están empoderados, cuando el gobierno apenas empieza?

Por lo pronto, más vale estar alertas, las señales abundan de lo que podría ser el ¡Sexenio de Hidalgo!

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.

cmongem@hotmail.com 

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