El Cuarto Poder


Por Teresa Da Cunha Lopes

Contrariamente a la opinión general , creo que los medios (véase el caso para México de El Reforma, Proceso , Rádio Fórmula , médios tradicionales , aunque también difundidos por plataforma electrónica) todavía tienen influencia, pero a veces es difícil ver un efecto directo en los votantes, especialmente en una situación de desinterés por la política.

Algunos observadores tienden a decir que la influencia de los medios no es tan amplia como podría pensarse, sobre todo porque los medios venden cada vez menos.Pero,atención, existen algunos argumentos en contra de esta idea, que hay que considerar. Así que tenemos que colocar la cuestión ¿qué podría fortalecer actualmente la influencia de los medios de comunicación?

Veo dos elementos principales que pueden explicar esta paradoja entre un declíneo del periodismo clásico y, la permanencia de la influencia de los medios de comunicación, que no han perdido nada de sufuerza como “cuarto poder”.

El primero es que los medios tradicionales todavía son leídos y, usados para por personas mayores (mi generación) que son votantes muy movilizados. Entonces, si consideramos que ciertos elementos pueden influir en los votantes, decorre que debemos tener en cuenta la sociología de los votantes y, en particular, la influencia de la prensa, de la radio y de dla televisión, sobre las personas mayores.

En consecuencia, podemos postular, como hipótesis de trabajo, el hecho de que existe una relación entre seguir siendo un elector activo y, la condición de ser un asiduo lector de prensa. Ambos crean un ecosistema donde lo que se dice en la prensa puede tener impacto en la opción de voto.

En segundo lugar, existe una jerarquía que tenemos que “medir”. Con efecto no basta con “ser un medio” para tener influencia porque hay medios (Le Monde, The Economist , El Reforma, el New York Times) que pueden poner en la agenda temas que serán retomados por otros.

Este es un gran efecto de caja de resonancia, incluso para los periódicos que ya no tienen una gran audiencia (número de lectores directos) , pero que se consideran puntos de referencia y, sus temas, puntos de vista, análisis fluyen , no s´ñolo a nivel nacional, sino también internacional.

Un tercero punto a tener en mente: hay que combatir una visión de “elitismo de los medios” que me parece especialmente perniciosa . Muchos hablan de la idea de que los medios influyen en la opinión de las élites en particular, ¿Cómo interpretar esa percepción?

No niego que puede existir un efecto de «cámara de resonancia » (al cual me referí arriba) en el microcosmos político. Eso es evidente. Sin embargo, a diferencia de Estados Unidos, México tiene una prensa que, pienso, está menos dividida . Claro existen las excepciones como La Jornada , en su última fase y, claro el fenómeno de los «periódicos /blog» que nacen de los fondos públicos usados por los gobiernos en turno para propaganda oficialista. Sin embargo, los políticos mexicanos y, los votantes pueden citar artículos de prensa de lados opuestos, lo que ya no se hace en Estados Unidos. Así que , a pesar de la nueva radicalización introducida por la 4T , en México se mantiene, todavía , una forma de pluralidad de puntos de vista que no es común en el vecino del Norte.

Finalmente, debemos resaltar la importancia de la libertad de expresión y , de los medios libres, para una democracia funcional . No se trata sólo de producir “opinión” sino de garantizar la transparencia y la rendición de cuentas. Este último factor es crucial. Obliga al mundo política a observar conductas, adoptar reglas y , a estar en el “ojo del huracán” del electorado.

Cuando los periodistas hacen investigaciones que revelan cuestiones legales o morales sobre los políticos, tal tiene un efecto. Y, eso demuestra cómo los medios pueden ser un cuarto poder. Plantean un tema que se posiciona en la opinión pública y, luego en la agenda política. en consecuencia, esto puede colocar, durante una campaña electoral , a un candidato en una posición difícil o bien crear una crisis a un gobernante , ya en pleno ejercicio de su periodo. Y, sin este permanente cuestionar del poder político, económico y del mundillo de “youtubers” y, otros “influencers”, estaríamos perdidos en una obscura cueva de sumisión. Así que , al defender la libertad de los medios, no nos engañemos. En la realidad estamos luchando por nuestras libertades.

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