El enemigo público #1

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Por Adán García

La que podría ser la mayor crisis del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, no la detonaron los más de 100 mil muertos que ha dejado la violencia del crimen organizado en todo el territorio nacional, muy superior a los saldos de la llamada “guerra de Calderón”, que el hoy presidente criticó dura y demoledoramente desde la oposición.

Tampoco la provocaron los más de 300 mil muertos que ha dejado la pandemia en dos años, la cual tiene a su principal estratega, Hugo López Gatell, denunciado penalmente. Ni la propiciaron los padres de niños con cáncer que acusan desabasto de medicamentos, o los más de 70 muertos en un ducto de Pemex en Tlahuelilpan.

No, la que podría ser la mayor crisis en lo que va del gobierno de López Obrador, es el pleito que estalló hace unos días con el periodista Carlos Loret de Mola, luego de que éste difundiera una investigación sobre el estilo de vida de José Ramón, el hijo mayor del presidente, y su esposa.

Una vida en donde, de acuerdo con el reportaje, destacan dos residencias que ha habitado la pareja en Houston, una de ellas propiedad de un alto ex ejecutivo de una empresa a la que Pemex ha asignado múltiples y millonarios contratos, lo que, a juicio de Loret, podría apuntar hacia un grave conflicto de interés, que se estrella con el discurso de austeridad del presidente.

La respuesta de López Obrador fue la de negar de inmediato tal conflicto de interés y exhibir, en vivo desde una mañanera, los supuestos ingresos del periodista, así como acusar un ataque desde el conservadurismo, advertir de un posible complot desde las redes sociales – el escándalo se hizo tendencia mundial – y formalizar una petición ante el Instituto de Transparencia para conocer, con detalle, el patrimonio y ganancias económicas del periodista de Latinus y ex conductor de Televisa. Todo esto, con el cobijo y respaldo de los 18 gobernadores de la 4T.

El desenlace de esta batalla aún es impredecible, pero lo que es evidente y notorio es que hoy el proyecto de Obrador tiene en Loret al nuevo enemigo público número uno, el cual inspiró ya, con la investigación en Houston, una encuesta realizada por Consulta Mitosfky para medir el sentir de la población ante los golpes y contragolpes de uno y otro bando.

Casi seis de cada 10 mexicanos esperan que haya una investigación sobre el posible conflicto de interés que involucra al hijo del presidente, según los datos del referido estudio, publicado por El Economista el pasado martes.

A la pregunta de, si está de acuerdo o en desacuerdo con que, la investigación periodística muestra que el discurso del presidente es incongruente porque su familia no es austera, el 47.1 por ciento dijo estar de acuerdo, contra 25.6 por ciento que respondió en sentido negativo.

Sin embargo, a la pregunta de, si considera que la investigación muestra que el hijo y su esposa están involucrados en actos de corrupción o conflicto de interés, 42 por ciento estuvo en desacuerdo y 36.9 contestó afirmativamente.

En otra pregunta, el 55.8 por ciento respondió estar de acuerdo en que, aunque la investigación sea cierta y el hijo haya hecho algo malo, el presidente no tiene la culpa, contra 32.5 por ciento que contestó en sentido contrario.

La misma medición de la casa consultora arroja una caída en la popularidad del presidente. De una aprobación del 63.6 que tenía el 16 de enero pasado, descendió a 60.5. Tres puntos en un mes. Inédito en la era iniciada en 2018.

¿Usted qué opina?

Cintillo

La propuesta de que el gobierno pase de los abrazos a explorar la posibilidad de un “tratado de paz” con los cárteles de la droga en Michoacán es, por decir lo menos, un disparate. Disparate: dicho o hecho totalmente absurdo, equivocado o carente de sentido.

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