Samuel Ponce Morales | Acueducto Online
En los últimos tiempos, no se han visto activos, ni física ni mediáticamente, los morenistas Raúl Morón Orozco e Iván Pérez Negrón el perredista Silvano Aureoles Conejo y el neo perredista Carlos Herrera Tello, quienes fueron figuras importantes en el pasado proceso electoral local, bueno, algunas más que otras.
Todos ellos, aparte de que políticamente se quedaron sin empleo se han mantenido con perfil bajo, aunque el ex alcalde moreliano ha hecho amagos de reaparecer agresivamente, pero para reposicionar su fuerza, amagando que él es el real contrapeso del inquilino del Solio de Ocampo, más que nadie, más que todos.
El segundo, literal, está desparecido, si acaso se le ve pública e intermitentemente como un comensal más, solo eso, no se ha aparecido ni en eventos públicos ni partidistas. No, no se le extraña, aunque, sin duda, por su perfil, por lo que demostró, en su papel de legislador federal, fue un gran vocero morenista.
En el caso del ex gobernador ha dejado una estela de especulaciones, que si anda en el extranjero, que si radica en la capital de Nuevo León, que prepara su defensa contra presuntas acusaciones de corrupción, lo cierto es que no se le ha visto no ha hecho presencia mediática, salvo una acusación contra endeble queja “bedollista”.
El tercero, el ex secretario de Gobierno se refugió en donde, para algunos no debió salir, del círculo empresario, porque él, más que político, es un exitoso hombre de negocios. Algunas veces se le ha visto en un buen restaurante y ya. Optó por darle la vuelta a la hoja; sin embargo, ha dado muestras de solo estar agazapado.
De las cuatro figuras políticas mencionadas, las que más sufrieron fueron los morenistas, ambos por soberbios, los otros jugaban, sin saberlo, a los volados y perdieron.