La implosión del modelo político alemán 

Por Teresa Da Cunha Lopes

El 26 de septiembre los alemanes votarán para elegir el primer gobierno de la era post Merkel. La implosión de la clase política alemana dificulta el pronóstico electoral para el 26 de septiembre. El post Merkel es la era de todas las incertidumbres.

En 2017, el pronóstico electoral para las elecciones al Bundestag todavía era relativamente sencillo de elaborar. En ese entonces, el ejercicio electoral reveló a una canciller Merkel profundamente debilitada por las consecuencias de la apertura masiva de fronteras a los migrantes. Por tanto, era posible proyectar tanto un declive de Madame Merkel como un ascenso del AFD, el partido conservador nacional. Los resultados del 2017, permitieron a duras penas a la Canciller – y a su Gran Coalición CDU / SPD – regresar al gobierno, después de casi seis meses de laboriosas negociaciones. Hoy, no podemos hacer predicciones y, los resultados del próximo 26 de septiembre obligarán a negociaciones sin Merkel, es bien verdad, pero que exigen un muy cuidado oficio político.

Cuatro años después del descalabro del 2017, Ángela Merkel no se postula para su propia sucesión, lo que le ha devuelto la popularidad. Pero es muy difícil predecir quién le sucederá. La campaña electoral 2021 , tuvo los giros y vueltas de una campaña extremadamente confusa sin un candidato carismático y, como dicen en México, en su conjunto «una cabalgata flaca”.

La implosión de la clase política alemana, en esta recta final de la campaña electoral 2021 , puede ser demostrada por un análisis del perfil de la  candidata «verde». La candidata verde, Annalena Baerbock, es la favorita de los medios. Y, de algunos organismos europeos. Por ejemplo, la Sra. Lagarde (que nunca pierde la oportunidad de hablar cuando debería estar callada) dice que está «encantada con el papel que debe desempeñar» . Solo Dios (y la sra Lagarde) sabe lo que esto significa . Y si hay que creer en los «pundits» electorales, los expertos, el juego se acaba. Los Verdes estarán a la cabeza en la jornada electoral del 26 septiembre, un 25%, por delante de la CDU. 

El sueño de Angela Merkel, una alianza entre la CDU y los verdes podría conducir incluso a que una mujer la suceda… ¡Pero! Ah, como son inoportunos estos «pero» en política. Los Verdes pecaron por arrogancia y conformismo al mismo tiempo. 

Arrogancia: ¿Las encuestas al 20% llevaron automáticamente a nominar a un candidato » oficial» para la Cancillería. Ahora bien, esto no es la regla en el régimen parlamentar alemán . Conformismo: los tiempos imponen avanzar con una mujer, Annalena Baerbock, para suceder a outra mujer, Ángela Merkel. Ahora bien , no solo Baerbock es incompetente (creo que me gané el derecho a tener una opinión sobre una mujer candidata sin ser tachada de «antifeminista») pero además los dos candidatos Verdes creíbles para la Cancillería eran hombres- Robert Habeck, copresidente del partido; y, sobre todo, Winfried Kretschmann, el ministro-presidente de Baden-Württemberg, que no era candidato para el cargo.

Cómo resultado, la señora Baerbock, apenas «investida» como lá candidata oficial de los verdes, inició una caída, que sitúa a los Verdes en torno al 16% en las encuestas.

Esto es el resultado de diversas «metidas de pata», por ejemplo: exageraciones sobre su biografía oficial; ingresos no declarados a impuestos; plagio en un libro reciente, etc, etc . Pero sobre todo, la incompetencia es de tal orden que le fue imposible leer su discurso en el Congreso del Partido Verde sin detenerse a cada tres palabras.

Pero si la candidata de los Verdes es un «cero a la izquierda «, el candidato CDU no le queda atrás . 

El CDU , partido de la señora Merkel, finalmente había logrado decidirse por un candidato cuando Baerbock comenzó a descer sorpresivamente en las encuestas (para quienes no la conocían). El partido de Merkel, al tener que elegir entre el psicorrígido Markus Söder, ministro-presidente de Baviera (furioso y rabioso por el confinamiento Covid) , y el pragmático Armin Laschet, ministro-presidente de Renania del Norte-Westfalia, se decidió por el jovial renano. Fue una buena elección al principio: la CDU se recuperó en las encuestas, subiendo al 27% o al 28%. Todavía estábamos muy lejos del promedio del 40% de Helmut Kohl o del 32-33% de Angela Merkel en cuatro elecciones.

Pero fue un buen comienzo. Duró poco la «alegría». Acompañando al Presidente de la República Federal al lugar de la inundación en su propio Lander, en julio, Armin Laschet fue sorprendido contando chistes, mientras el Presidente de la República Federal pronunciaba un serio discurso sobre el desastre natural que causó muertes y enorme daño. O sea, la «jovialidad» puede ser excelente para una cena entre amigos pero, mortal para un candidato que seriamente pretende suceder a Merkel.

No será de extrañar, que después de este episodio, el candidato demócrata cristiano haya caído de forma espectacular e inmediata en las intenciones de voto: hoy promedia un (muy optimista en mi opinión) 21,5% en las encuestas

Continuemos  con la saga de las elecciones alemanas y, la implosión del modelo político.

Ya vimos que ni la candidata de los Verdes ni el Candidato CDU «dan el ancho». ¿Significa esto que el tercer en la carrera, Olaf Scholz, representante del SPD es el «bueno»? Legos de tal. Es bien verdad que candidato del SPD , Olaf Scholtz , era el señor 25,8% de en las encuestas. 

Salvo que, en los últimos días, el candidato socialdemócrata también se ha visto atrapado por un escándalo de corrupción, algo mucho más grave de lo que se ha criticado a sus dos rivales. Recordamos la quiebra, en junio de 2020, de Wirecard, una empresa de pagos desmaterializada del mercado de Frankfurt. La empresa había manipulado sus cuentas hasta el punto de no poder contabilizar, en el momento de la quiebra, 1.900 millones de dólares en activos. Activos que se esfumaron en el ciberespacio. Sin embargo, parece que no solo la Autoridad Alemana de Mercados Financieros ha mostrado una sospechosa negligencia sino que esye cuestionamiento se remonta a los políticos, en particular al ministro de las Finanzas del gobierno de coalición de Merkel. O sea, hasta el candidato SPD: Olaf Scholz . 

Durante los últimos días, Olaf Scholz ha estado en el colimador mediático.La situación es aún más delicada para él porque este no es el único caso . Existe un historial que regularmente emerge en la prensa. Entre los antecedentes , está el caso CumEx. Cuando Olaf Scholtz era alcalde de Hamburgo, tal como ahora se hizo el «ciego, sordo, mudo» en el caso Wirecard , no parece haber perseguido con mucho celo la empresa CumEx que había creado, gracias al Banco Warburg, un mecanismo poco ortodoxo para que pagar a la Ciudad de Hamburgo los 90 millones que le adeuda.

Así que de los 3 punteros, ninguno despega. A 5 días de las elecciones, muchos se preguntan si ¿Olaf Scholz también caerá en las urnas? . ¿Y, se cae, quién saldrá beneficiado?

Algunos “pundit” apuntan en la dirección del brillante pero diletante (otro) presidente del partido liberal FDP, Christian Lindner, hoy por hoy con un 11,3% de media en las encuestas. Pero, en un régimen político como Alemania este 11,3% puede ser la clave para que se convierta en el «hacedor de canciller» en las negociaciones de coalicción post jornada electoral.? Pero, no lo sabemos . Tampoco sabemos cuál será la proporción de abstención.

En cualquier caso, estamos asistiendo a una auténtica implosión del sistema político alemán. No solo la próxima coalición de gobierno será tripartita. En cualquier de los escenarios, carecerá de una figura respetada al frente. El «modelo alemán» es cosa del pasado.

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