Por: Leovigildo González
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, exhibió sus cartas, él fue quien operó directamente las gubernaturas, lo hizo a través de los mandatarios estatales, su verdugo iba a estar controlado mientras se aceptarán los pactos.
Santiago Nieto, se ha vuelto la herramienta de máximo poder del Presidente, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), sabe perfectamente a donde va cada peso, no hay movimiento alguno que no conozca y más, si son opositores.
Los gobernadores lo sabían, las administraciones de Quirino Ordaz y Antonio Echevarría, de Sinaloa y Nayarit, respectivamente, han sido opacas, controladas por la corrupción y el narco. Ambos negociaron, les ofrecieron impunidad y chamba.
En esos estados, Morena solo recibió el poder, en ningún momento hubo oposición a sus decisiones, los gobernadores del PRI y PAN también cumplieron, entregaron Sinaloa y Nayarit tal y como estaba pactado.
Silvano pudo buscar el pacto, tuvo la oportunidad de entregar el estado a cambio de lo que ya conocemos, un pacto de no agresión y salir de la administración sin ningún tipo de problema, no lo hizo.
Tal vez, Aureoles estaba seguro que le alcanzaría ganarle a Morena y con esto, al Presidente, estuvo cerca, pero no lo logró, la estrategia no fue suficiente.
En abril pasado, pudo buscar el pacto a través de otro michoacano muy cercano a AMLO, con una llamada la historia hubiera sido distinta, el Presidente no quiere contrapesos y sabe usar el poder para pisotear y controlar.
La historia ya la conocemos, el mandatario michoacano lanzó una campaña para señalar al narco bajo la complacencia de Palacio Nacional y su injerencia en las elecciones pasadas.
Le quedan pocos días a Silvano frente al poder, el tiempo corre y las decisiones ya están tomadas, el lapso de pactos y negociaciones ya pasó.
AMLO sigue al pie de la letra la frase adjudicada a Benito Juárez «para los amigos, justicia y gracia; para los enemigos, la Ley a secas», así lo ha hecho en el pasado proceso electoral, las cosas siguen igual, la impunidad sigue siendo moneda de cambio, hay quienes la buscan y la logran, pero hay otros que no.