Por: Lissette Cázares.
La mayoría de las personas están ansiosas porque el 2020 termine, pero se han detenido a pensar ¿qué nos espera en 2021? ¿será un año mejor o uno peor? Esta pregunta es sin duda una de las preguntas más difíciles de contestar, sin embargo, podemos darnos una idea.
El panorama económico mundial y específicamente el panorama mexicano presenta muchos retos para los próximos años no sólo para el siguiente. La crisis económica actual se puede considerar como un “cisne negro” por la naturaleza de su origen y el desarrollo que esta misma ha tenido. El impacto de la pandemia en las economías ha provocado grandes contracciones en la demanda y consiguientemente en la oferta, así como fuertes choques financieros con notables caídas en los mercados de capitales a nivel mundial durante toda la primera mitad del año y volviendo recientemente con el rebrote del virus en Europa.
La economía mexicana ya había mostrado signos de desaceleración desde principios del año, los cuales pudieron deberse al ciclo político del país ligado a la incertidumbre que generan en el sector privado las iniciativas del actual gobierno las cuales no han detonado un crecimiento económico sostenido; dichos signos de desaceleración se vieron agravados por el inicio de la pandemia y los confinamientos de la población.
La agencia Fitch Ratings ha aumentado las expectativas de crecimiento económico mundial por los avances en la vacuna para el COVID pasando de un pronóstico para el PIB mundial en 2020 de -4.4% en septiembre a uno de -3.7% en diciembre. Al parecer las mejores expectativas son generalizadas ya que, por otra parte, de acuerdo con la última encuesta a los especialistas del sector privado publicada por Banco de México en diciembre, en 2021 el país tendría una inflación del 3.63% lo cual se encuentra dentro del rango objetivo del Banco Central (de 3% +/- un punto porcentual) mientras que el decrecimiento del PIB mexicano sería de -9.10% y el tipo de cambio peso/dólar sería de $21.20, finalmente la TIIE se prevé en 4.08% en parte gracias al anuncio de la FED de no subir en los próximos meses su tasa de referencia.
Por el lado comercial se espera que el T-MEC aunado a un mejor comportamiento en la economía estadounidense ayude a México a superar paulatinamente la crisis. Si bien después del inicio de la pandemia las expectativas han disminuido, estás mismas se han ido recuperando progresivamente. De acuerdo con la Encuesta a los especialistas, se proyecta que la captación de la IED en 2020 llegue a una cifra de $25,973 millones de dólares mientras que para 2021 se espera una ligera recuperación de $25,898 millones de dólares que estaría por debajo de la cifra de 2019.
Las exportaciones dirigidas a Estados Unidos por otro lado representan un 80% que se espera que no disminuya en los siguientes años y si bien se proyecta una disminución en el saldo de la Balanza Comercial, este mismo continua en el presente con un superávit de $2,925 millones de dólares considerando ya la fuerte competencia que China represente para México.
De acuerdo con el gobernador de Banco de México, Alejandro Díaz de León, la recuperación económica en el país se dará en dos etapas una primera etapa más inmediata, de rebote o inflexión que será el resultado del regreso a la actividad productiva al pasar de una suspensión a un reinició de actividades, lo cual tendrá un efecto directo y súbito en los niveles de producción.
Posteriormente vendrá una segunda etapa donde la recuperación será más retadora y se dará de forma mucho más lenta pues tiene que ver con encontrar un balance entre las afectaciones no coyunturales asociadas a los efectos de la pandemia y cómo éstas van a interactuar con los diferentes elementos del gasto ya sea por parte de las empresas, el gobierno o de los hogares.
Sin embargo, aun y con los avances y la recuperación observada en el último trimestre del 2020 el Fondo Monetario Internacional prevé que América Latina regrese en promedio a niveles previos de la pandemia hasta 2023, y se espera que México y Argentina sean los que más se tarden en su recuperación regresando a niveles anteriores hasta el año 2024.
En resumen, si bien las vacunas desarrolladas por los diversos laboratorios son prometedoras y probablemente se pueda disminuir el nivel de contagios, el 2021 y los años posteriores serán un gran reto para todas las economías del mundo. Los países tienen que formular una política monetaria que genere dinamismo, pero al mismo tiempo cuidar que las disminuciones en las tasas de interés no aumenten los niveles inflacionarios, así como que no afecten los mercados financieros, y la captación de inversión en cartera. Aunado a ello tenemos que considerar los recientes conflictos en varias regiones de Europa con los actos terroristas registrados, que si se hacen más fuertes pueden desencadenar en un conflicto de escala internacional.
Respecto específicamente a México se debe observar la reacción que la iniciativa privada tendrá con las nuevas regulaciones que el Estado plantea para el outsourcing ya que, aunque esto busque una mejora en las condiciones laborales, posiblemente provoque en el corto plazo un aumento en los despidos y por lo tanto en los niveles de desempleo registrados, lo cual frenaría el consumo y con ello el crecimiento económico del país.
Sin duda el 2021 será un año interesante y para documentar, al ser el primer año post pandemia, así como el primer año donde el cambio climático está generando más conciencia y el desarrollo tecnológico está siendo cada vez más importante, las empresas y gobiernos de todo el mundo tendrán que acoplarse a las nuevas condiciones del mercado y sus necesidades o perecer en el camino.
Licenciada en economía por la UMSNH y Maestra en Finanzas por el ITAM
Profesora de la Universidad Panamericana y Gerente de riesgos en grupo CEPADEM
Twitter: @Liss_cazares