Con Descartes
Debo decir que hace mucho tiempo la clase política no me hacía reír tanto, el día de ayer nueve de junio de 2020, será recordado como la fecha en la que un presidente de la República, sin poder confirmar la autenticidad y origen de un documento, se convirtió en el bufón de una nación entera.
Un documento de dudosa procedencia, según el presidente, se lo hizo llegar el pueblo, en el se que según él se hacen constar los planes de la oposición (Bloque Opositor Amplio BOA) para destronar a su partido Morena y echarlo de la presidencia mediante la revocación de mandato en el 2022.
La presentación del documento generó reacciones de todo tipo, pero predominaron las burlas y memes que se mofan de la idea conspiradora de López Obrador; el presidente logró que la oposición, líderes empresariales y de opinión salieran juntos a burlarse y echarle “carreta” de su documento, situación que fue motivo de risa de millones de mexicanos.
Parece que ya estamos perdiendo al presidente, no es permisible que en medio de una pandemia, con crisis económica, alto desempleo y con altísima violencia, ocupe los espacio públicos, el micrófono, la televisión y las redes para hablar de una supuesta conspiración; es evidente que en Palacio Nacional más que pensar en el desarrollo y bienestar de la gente, están ya trabajando en el proceso electoral venidero, mostrando que la 4T es igual o más rancia que el priismo de las últimas dos décadas del siglo pasado.
México no necesita de esos espectáculos, no se requieren bufonadas gubernamentales para justificar las carencias, errores y evadir la responsabilidad, es claro que el actual gobierno está dejando mucho que desear, y no hay día que algún mexicano se diga arrepentido de haberle dado una oportunidad a la autollamada 4T.