Por: Javier G. Santillán
No hay forma de imaginar el dolor que sufren los familiares de una persona desaparecida, el saber que salieron de su hogar con algún rumbo, al cuál no les permitieron llegar jamás.
Aun más doloroso enfrentarse a la ineficacia de las autoridades encargadas de la investigación y la procuración de justicia, luego de ver la forma descortés de evidenciar su falta notable de voluntad, para agilizar la búsqueda con rapidez y ofrecer buenos resultados.
En México se dice, que desaparecen de entre 8 y 12 personas al día, de las cuales al menos el 60% son mujeres y solo se localizan el 30% de las víctimas y solo el 15% es decir; solo una persona es hayada con vida.
Sin ser estos datos oficiales, ya que desde enero de 2018, no se cuenta con un dato oficial real, que pueda ofrecer La CNDH o La comisión Nacional de Búsqueda de Personas, haya trancision o no, en el Gobierno Federal, el tema está por mucho rebasado.
Existen Organizaciones de la sociedad civil, que dan seguimiento puntual y ayuda psicológica a los familiares de las víctimas, realizan eventos y se apoyan y ayudan, dan un respiro de esperanza a las personas que sobreviven a pesar del desquebrajo moral por la perdida.
Luego de que en pasados días se desconociera y se diera el carpetazo al caso Ayotzinapa, acrecenta aún más la frustración, para los familiares de las victimas sin saber que hacer, o a dónde acudir. Por tanto, se siente solos, en tiempos de una sociedad indolente, sin solidaridad, sin sentido de causa, con prejuicios bajos y argumentando; si le ocurrió algo debió ser porque la debía… hay miles de personas inocentes, que nunca volvieron a ver la luz, antes de juzgar, recuerda que tu indiferencia también mata.