¿Cambio real o ilusión peligrosa?

Por: Diego Donaldo Chávez Palmerín/ El Último Llamado

La llamada Cuarta Transformación, encabezada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y ahora continuada por Claudia Sheinbaum, prometió ser un parteaguas en la historia política y social de México. Sin embargo, los datos y la realidad pintan un panorama que dista mucho de la narrativa oficial.

Uno de los aspectos más alarmantes es el incremento en los asesinatos de periodistas durante el sexenio de AMLO, alcanzando la cifra de 49, la más alta en comparación con administraciones anteriores. Este dato no solo refleja una crisis de seguridad, sino también un ataque directo a la libertad de expresión, un pilar fundamental de cualquier democracia. México se encuentra en una lista vergonzosa junto a países como Somalia e Iraq, donde la violencia contra periodistas es constante.

¿Cómo puede un gobierno que se autodenomina transformador ignorar esta realidad?

Por otro lado, los programas sociales, aunque bien intencionados, han sido utilizados como herramientas políticas más que como soluciones estructurales. Si bien han ayudado a reducir la pobreza en ciertos sectores, su implementación directa y sin intermediarios ha generado críticas por la falta de transparencia y supervisión. Además, la narrativa oficial parece ignorar que el bienestar social no puede ser sostenido únicamente por subsidios; se requiere una estrategia integral que incluya educación, empleo y seguridad.

La oposición y las organizaciones civiles tienen un papel crucial en este contexto. Es necesario que se levanten voces críticas que cuestionen las políticas públicas y exijan rendición de cuentas. La inclusión de estas organizaciones no solo enriquecería el debate político, sino que también fortalecería la democracia al representar intereses diversos y no subordinados al poder político.

La Cuarta Transformación tiene el potencial de ser un cambio real, pero solo si se enfrenta a sus propias contradicciones y escucha a quienes están fuera de su círculo de poder.

México necesita una transformación que sea inclusiva, transparente y verdaderamente comprometida con los derechos humanos y la justicia social. Hasta entonces, la Cuarta Transformación seguirá siendo más un eslogan que una realidad.

Por supuesto, aquí tienes el párrafo adicional con un cierre reflexivo: La Cuarta Transformación también ha sido criticada por su manejo de la seguridad pública, un tema que afecta directamente a millones de mexicanos.

A pesar de la creación de la Guardia Nacional y la centralización de estrategias, los índices de violencia y criminalidad continúan siendo alarmantes. Esto plantea una pregunta fundamental: ¿es la concentración del poder en el Ejecutivo la solución, o estamos sacrificando la pluralidad y la autonomía de las instituciones en nombre de un cambio que no llega? México necesita liderazgos que no solo prometan transformaciones, sino que la materialice con acciones concretas y resultados tangibles. Al final, la verdadera transformación no se mide por discursos, sino por el impacto real en la vida de las y los ciudadanos. ¿Estamos dispuestos a exigirlo?

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