Por: Leovigildo González
La llegada de Jesús Mora, como nuevo dirigente de Morena en Michoacán, indica al menos una nueva forma de hacer política en el partido guinda.
Lejos de lo que hizo su antecesor Juan Pablo Celis, de señalamientos contra Raúl Morón en varias ocasiones en ruedas de prensa, Mora, se reunió con el Senador unas horas después del consejo electivo que lo erigió como máximo líder del morenismo.
La operación «cicatriz», es muy evidente, al nivel que Itzé Camacho, la apuesta del grupo de Morón a dirigir Morena, dijo que no llevaría el proceso a los tribunales, en una actitud muy clara de aceptar los resultados.
La aplanadora del Gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, se notó, por toda la expectativa que hubo del proceso, el famoso «choque de trenes» no se llevó a acabo, es muy evidente que los consejeros terminaron por no «voltear bandera» lo que también es claro que hubo operación para evitarlo.
Mora ha mostrado altura de miras y capacidad política, algo que era muy notorio que no poseía Celis, quien terminó por confrontarse con los distintos grupos y tener una dirigencia en solitario.
La visita de Claudia Sheinbaum.
Aunque se niegue la mano de la Presidenta Claudia Sheinbaum en el proceso en Michoacán, se muestra que es totalmente lo contrario, el hecho de que el grupo de Morón aceptara sin «chistar» los resultados es lo más claro.
En política no hay sorpresas, la visita de Sheinbaum el mismo día del Consejo de Morena, hospedada en el mismo hotel, parece una coincidencia sumamente rara, sobretodo por la confrontación que se avizoraba.
Así que, Jesús Mora llega sin resistencias a dirigir Morena, algo que bajo ningún escenario se podría lograr, pero que muestra que todavía hay respeto a ciertos procesos.