Por: Víctor Mendoza
La sencilla pregunta hubiera sonado a un disparate hace apenas un par de meses, ante la candidatura del 2027 del partido en el poder; parecía una sucesión cantada, pues desde la candidatura de Claudia Sheinbaum, fortalecieron las huestes de Raúl Morón sistemáticamente y, por ende, su eventual Senaduría que, a ultranza, es la antesala de la gubernatura de Michoacán.
Un servidor cree firmemente que los acuerdos y la operación política nacional, favorecen las aspiraciones de Raúl Morón, “se la deben”, se dice una y otra vez al cuestionar a figuras de peso local y nacional. Y sin embargo, el disparate se ha venido materializando al menos como una amenaza latente, nacida desde el gobierno de Michoacán: el gobernador impulsará a una mujer como sucesora y lo anunció formalmente, rompiendo los esquemas y formas.
La llegada de Carolina Rangel a la Secretaría General de Morena puede interpretarse como un paso más que acercaría los propósitos del no-inquilino de Casa Michoacán, sin embargo, para las fuentes consultadas por un servidor ello tiene su propia inercia por injerencia nacional de Citlali Hernández, entre otras entidades que poco o nada tienen que ver con el gobernador. ¿O si? La duda es perversa pues plantearía una ruta para descarrilar de sus intenciones al profe.
Ya se manejan algunos nombres de las mujeres que tendrían carta abierta para posicionarse, pero eso será para una próxima entrega porque sin embargo, aún parece una simple jugada para sostener una eventual negociación. Pero como decía mi padre, un viejo historiador, no se juzgan hechos en desarrollo hasta su consumación. Observemos, pues, lo que será la historia de Michoacán.