La gota que derramó el vaso

LIBRE EXPRESIÓN…

Por: Carlos Alberto Monge Montaño.

“Aléjese de los palacios el que quiera ser justo. La virtud y el poder no se hermanan bien”. Lucano (39 – 65) Escritor latino.

El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla ya no pudo defender a su amigo Ignacio Mendoza Jiménez, a quien finalmente le pidió su renuncia a la coordinación del Sistema Penitenciario estatal.

Los argumentos para quitarlo surgieron semanas atrás cuando custodios de Centros de Readaptación Social se manifestaron para quejarse de malos tratos y ausencia del pago de prestaciones, así como para pedir un incremento salarial. Carlos Torres Piña, que recién regresaba a la Secretaría de Gobierno logró acuerdos con los quejosos y postergar la estancia como coordinador a Mendoza Jiménez.

La denuncia que presentó el joven Carlos Escobedo Suárez ante la Fiscalía General de Michoacán y que hizo pública en redes sociales contra Ignacio Mendoza y familia, por la presunta tortura de la que habría sido víctima el pasado 17 de agosto, fue la gota que derramó el vaso y obligó al gobernador a pedirle la renuncia.

Con semejante decisión, está claro que ni Alfredo Ramírez ni otros funcionarios y amigos a los que escucha para tomar estas decisiones, le creen a Ignacio Mendoza, así que optaron porque litigue la denuncia fuera de la administración estatal.

Vale recordar que también el secretario de Turismo, Roberto Monroy García fue denunciado por una presunta víctima de acoso sexual, un asunto igualmente delicado, pero, a diferencia de Mendoza Jiménez, a Monroy García sí lo piensan inocente y a la fecha lo mantienen en el gabinete.

Conste, el excoordinador de los Centros Penitenciarios es reconocido por varios funcionarios estatales como un amigo cercano de Ramírez Bedolla.

Incluso, gracias a la estrategia legal que desarrolló en su despacho, con su esposa Claudia Oropeza Miranda y su hijo Ignacio Mendoza Oropeza, lograron evitar que Silvano Aureoles Conejo, en la recta final de su administración, repartiera notarías a sus cuates.

El triunfo fue redondo, Alfredo Ramírez hizo lo que Silvano Aureoles no pudo, repartió notarías a sus amigos y lo hizo sin el menor escrúpulo. 

Los argumentos para evitar la entrega de las 12 notarías que creó Aureoles Conejo, es que no se necesitaban, que no había crecido la población ni los negocios.

Pero, sin importarle las críticas e incongruencias, Ramírez Bedolla las entregó incluso a sus amigos que ya había hecho funcionarios, les pidió que renunciaran para podérselas “otorgar” y luego los regresó al gabinete.

Así de grotesco. Conste, el reparto de notarías y otras concesiones gubernamentales, suelen hacerse en el último año de un gobierno, el que se conoce como el “año de Hidalgo”. Alfredo Ramírez empezó a aplicar esta lamentable práctica en el primer año de su gobierno.

Así que, la cercanía y gratitud con Ignacio Mendoza deben ser grandes, le permitió “ayudar” o “premiar” a sus cuates, aún así, le pidió la renuncia.

Recordemos algunos ejemplos de las 14 notarias que ha entregado Ramírez Bedolla, de las cuales 7 fueron nuevas, es decir, de las creadas por Silvano Aureoles:

  • Claudia Oropeza Miranda, fue nombrada titular de la notaría 192, con sede en Morelia. Esposa de Ignacio Mendoza Jiménez, excoordinador del Sistema Penitenciario en el estado.
  • Oscar Celis Silva, exdirector Regional de Bienestar en Morelia, fue nombrado titular de la notaría 196 con sede en la capital. Amigo del gobernador y ya lo regresó al gabinete como director del DIF Michoacán.
  • Paula Edith Espinosa Barrientos, exdirectora del DIF Michoacán, fue designada titular de la 203, con sede en Tarímbaro. Amiga de Grisell Tello Pimentel, esposa de Alfredo Ramírez y ya está de regreso en el gabinete como directora del ICATMI.
  • Claudia Angélica Zepeda Aguilar, titular de la 91 con sede en Cuitzeo. Prima de Raúl Zepeda Villaseñor, secretario particular de Alfredo Ramírez.

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.

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