Del “dedazo” al “bastonazo” de mando

Por: Martín Ramos

Es de dominio público, que el pasado 3 de septiembre, tuvo lugar la denominada encuesta por parte del partido en el poder, para elegir a quien será su virtual candidato a la presidencia de la República.

También es un hecho notorio, que la favorita para ocupar tal espacio, es Claudia Sheinbaum, quien aparentemente, es la preferida del presidente de la República para sucederlo.

Dentro de tal proceso, el equipo de Marcelo Ebrard ha denunciado múltiples irregularidades e inconsistencias tales como la intervención por parte de gobernadores e instituciones federales a favor de Sheinbaum.

De igual forma, en cuanto se tenga conocimiento del resultado, y a escasas horas de conocerlo, el presidente de la República entregará el “bastón de mando” para ceder la estafeta de quien habrá continuar con su proyecto de nación. 

La entrega se hará sin respetar las impugnaciones o inconformidades que los aspirantes pudieran tener respecto del proceso. Con ello, lejos de buscar que se clarifiquen las inquietudes de los contendientes, con este acto simbólico, se califica de legal la elección y como válido su resultado, quedando impunes las posibles violaciones que pudieran haber existido.

Luego entonces ¿Cuál es el objetivo de entregar el “bastón de mando” anticipadamente sin que se dictamine que el proceso se llevó a cabo de manera limpia y apegada al procedimiento? 

En lugar de dar certeza en el proceso de selección de la “corcholata” ganadora, lo que se pretende es que quede de manifiesto la voluntad del Gran Elector de elegir a su sucesor y con ello, cambiar la práctica del dedazo para transformarla en el bastonazo.

Es evidente que, una vez que la escenificación de la entrega del “bastón de mando” tenga lugar, no habrá manera política de buscar que se disipen las dudas entorno al proceso de selección. Nadie se va a querer aventar el “tiro” en contra de la entrega del “bastón de mando”.

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