LIBRE EXPRESIÓN…
Por: Carlos Alberto Monge Montaño.
“Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los ciudadanos”. Aristóteles (384 AC – 322 AC) Filósofo griego.
Después de una decidida defensa ciudadana de la democracia y sus instituciones, ha resultado desafortunado el comportamiento del Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que han caído en el garlito de la posverdad impuesto por el demagogo Andrés Manuel López Obrador.
En las últimas semanas las instituciones electorales nacionales y estatales, suman demasiados errores y justificaciones. La más grave es que le han seguido el juego al inquilino de Palacio Nacional y su partido Morena, para hacer como que no ven, los evidentes actos anticipados de campaña, el uso de recursos públicos con fines proselitistas y un evidente gasto multimillonario.
Por más increíble que parezca, argumentan que no se han dado cuenta de que la presunta contienda para buscar al defensor de la 4T, y ahora también al defensor de la oposición, son contiendas para elegir a los candidatos presidenciales. Han optado por seguirle el juego a López Obrador y sumergirse en ese mundo donde valen más las emociones y opiniones, que los datos duros, la realidad y la aplicación de la ley.
La ausencia de los exconsejeros Lorenzo Córdova y Ciro Murayama parece haber provocado un debilitamiento de los órganos electorales, que hoy se perciben más preocupados por justificar las irregularidades de la chachalaca que cobra como presidente de México, que aplicar la ley.
Cuando ha transcurrido más de un mes de los actos anticipados de campañas de las corcholatas, los órganos electorales siguen diseñando los lineamientos definitivos para que sigan en su precampaña electoral.
Están considerando pedirles que retiren la propaganda que tiene meses, sino es que años colocada por todo el país, que ojalá prefieran hacer sus “reuniones informativas” en las sedes de los partidos políticos participantes y no en las plazas públicas.
Que eviten manejar propuestas de gobierno, lo que ya alguna vez la propia corcholata Marcelo Ebrard cuestionó, porque entonces de qué hablarían. De ese tamaño el cinismo.
Los lineamientos del INE pretenden generar equidad, imparcialidad y neutralidad, cuando a todas luces eso está violentado desde hace meses y lo han señalado los propios participantes como Ricardo Monreal, porque hasta el más inocente ser humano se percata del despilfarro económico que traen principalmente y desde hace meses Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López.
Está claro que el daño ya está hecho. Tan es así, que los opositores también optaron por subirse al tren de la ilegalidad. En especial, tras la aparición de Xóchitl Gálvez, que vino a inyectarles ánimo, aunque también algunas complicaciones, porque su empoderamiento ha debilitado en alguna dimensión a los dirigentes del PAN, PRI y PRD. En este momento es más importante cuidar a Xóchitl que a su pragmatismo. Veremos si lo entienden.
Por lo pronto, la posverdad electoral y/o propagandística se ha impuesto también en los órganos electorales.
La única manera de entenderlos es que esa mayoría de integrantes del INE y TEPJF vean un enorme riesgo de que la chachalaca presidencial pretenda generar una circunstancia tal, que le dé argumentos para postergarse en el poder.
Lo cierto, es que desde ya se puede afirmar que las elecciones del 2024 violentarán las leyes electorales, por lo que ha pasado desde las precampañas con sus actos anticipados, derroche financiero e intromisión presidencial, lo que sin duda se agudizará hasta llevarla a una vulgar y cínica elección de Estado.
Dicho de otro modo, López Obrador le sigue ganando las batallas a las instituciones que resguardan la democracia y su legalidad. ¿Usted lo ve diferente?
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.