Hipólito Mora, crónica de una lucha que terminó con su vida

Por: Leovigildo González

Era aquel conocido 24 de febrero de 2013, tenía pocas semanas de ser parte del equipo de Quadratín, me reportaron la aparición de hombres armados que se denominaban «Autodefensas».

Decidido, y porque era parte de una historia, pedí ir, lo cual fue concedido, al llegar junto con otros colegas periodistas cómo Miguel García Tinoco, vimos como decenas de hombres estaban armados en la plaza principal de La Ruana, en ese caliente municipio de Buenavista Tomatlán, la mayoría cubiertos del rostro.

Se acercó a nosotros un hombre de edad avanzada, con sombrero, cubierto del rostro y con una camisola tipo militar, él pidió nuestras identificaciones y dio la primera entrevista.

La explicación fue muy clara «el gobierno dejó de hacer su trabajo, por eso tomamos las armas», sus palabras resonaron por todo Michoacán que estaba lleno de violencia y olvido Institucional.

Ahí comenzó a escribirse la historia de Hipólito Mora, quien aún temeroso decía con orgullo ser fan del ex presidente Felipe Calderón, «él si perseguía a los delincuentes» decía.

Hipólito se agrupó, y ese movimiento que comenzó tomó caminos distintos, así fue que también se hizo otro en Tepalcatepec y en la cabecera de Buenavista Tomatlán, todos con fusiles de asalto y camionetas de dudosa procedencia.

Él a diferencia de otros líderes Autodefensas, permanecía en La Ruana, no le importaba ir a «conquistar» pueblos, ahí, cerca de sus huertas de limón trataba de evitar que los grupos delincuenciales entraran a «cobrar cuotas, violar mujeres y asesinar personas».

No funcionaba el Estado en ese 2013, la ley la imponían los delincuentes, todos los productores debían pagar cuotas, también lo hacían Campesinos, tenderos, hasta quienes recibían apoyos sociales debían entregar una parte.

Recuerdo las palabras de Hipólito en una tarde calurosa de 2013 en La Ruana «no queríamos tomar las armas, porque no somos violentos, pero no nos dejaron otra opción».

Al tiempo que crecían los grupos de Autodefensas, también lo hacían sus enemigos, uno de ellos, Luis Antonio Torres «El Americano» era su principal rival, el segundo buscaba el control de La Ruana, algo que evidentemente nunca permitió Mora.

El Americano, era un hombre que viajaba en vehículo Camaro del año, siempre al lado de un fusil AK-47, conocidos como «cuernos de Chivo», rodeado de sicarios que decían llamarse «Autodefensas».

Diciembre de 2013, Hipólito Mora estaba conciente que tarde o temprano Luis Antonio iba a atacar, lo hizo en unas barricadas dónde estaba el hijo del fundador de las Autodefensas.

Ahí, el hijo de Mora repelió la agresión durante varios minutos, sin embargo, eran superados en número y armas, así que murió en el intento.

Hipólito culpó al Gobierno, ya que los dejaron solo ante las constantes amenazas, fue la pérdida más dolorosa desde que había iniciado las autodefensas.

Posteriormente, ambos estuvieron en la cárcel, al salir, el fundador de las autodefensas fue motivado por Movimiento Ciudadano para ser candidato a diputado federal, perdió en el 2015.

Pasaron los años y la figura de Hipólito Mora fue haciéndose más fuerte, e icónica de una lucha que él comenzó y que hoy, decenas de hombres armados decidieron quitarle la vida.

Semanas antes, Hipólito Mora clamó por mayor seguridad, lo hizo, porque se sentía perseguido, y en dos ocasiones internaron matarlo, sus palabras no fueron escuchadas.

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