Por: Miroslava Escobedo Leyva
El Supremo Poder de la Unión según el artículo 49 de nuestra Constitución se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial, prohibiendo determinantemente que se reúnan dos o más poderes en una sola persona o corporación, resalto esta última parte del texto emanado de nuestra norma máxima, en estos tiempos donde formalmente no se reúnen, pero materialmente pareciera lo contrario.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación forma parte del Poder Judicial, la cual es integrada por once ministros cuya función primordial es ser vigilantes e intérpretes de la Constitución, siendo sus decisiones tomadas por mayoría obligatorias para todas las autoridades de la Federación.
Hoy nuestro tribunal constitucional tambalea, se encuentra en el debate y el escrutinio público, bajo una crítica infundada y motivada por cuestiones lejanas a lo jurídico, recibiendo embestidas violentas nunca vistas.
La Corte ha realizado a lo largo de los años un trabajo fundado y argumentativo, lejano a las presiones políticas con miras a la protección de nuestros derechos y principios contenidos en la Constitución, y así debe continuar.
Tan suprema como debe ser, el derecho es un hecho de conciencia no de conveniencia, que la Corte continúe ejerciendo su labor en libertad y sin subordinación bajo la plena seguridad de sus sentencias y razonamientos, es difícil ser buenos cuando la realidad te exige ser héroe.