LIBRE EXPRESIÓN…
Por: Carlos Alberto Monge Montaño.
“Entre las diversas maneras de matar la libertad, no hay ninguna más homicida para la república que la impunidad del crimen o la proscripción de la virtud”. Francisco de Miranda. (1750 – 1816) Militar y político venezolano.
La seguridad en Michoacán tuvo un fin de semana de terror. Los bares Mint, Luv y Vertical, ubicados en Altozano, una de las zonas más privilegiadas de la capital Morelia, fueron incendiados sin que hasta el momento haya detenidos.
Por si no fuera suficiente, viernes, sábado y domingo Michoacán registró tres enfrentamientos entre civiles armados y se ubicó en la tercera posición nacional entre las entidades con el mayor número de homicidios dolosos al sumar 18, sólo por debajo de Guanajuato que registró 36 y Estado de México con 22.
En medio de semejante crisis, al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla se le ocurrió decir el pasado lunes 13 de marzo, que “la seguridad está garantizada”. ¿En serio?
Vale destacar que, sobre los hechos en Morelia, la Fiscalía General de Michoacán consideró que “al advertirse la existencia de varios elementos o supuestos que configuran el delito de terrorismo, conducta contemplada y sancionada en el Código Penal Federal, el Ministerio Público hará su desglose a la Fiscalía General de la República (FGR)”.
De ese tamaño. No se debe menospreciar absolutamente nada. Otra vez se habla de actos terroristas en la entidad, esta vez y por fortuna, no hay muertos ni heridos, pero sí una afectación a empresarios, ciudadanos y por supuesto, a la imagen de la entidad.
El otro atentado terrorista del que conoció nuestro México por primera vez y que se padeció también en Morelia y que ocurrió el 15 de septiembre de 2008, ha dejado profunda huella de dolor y perdida, mientras prevalece la impunidad.
Los atentados y la cantidad de homicidios que se registraron el pasado fin de semana, así como los más de 148 mil que suma el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, tendrían que obligar a las autoridades de los tres niveles de gobierno ha firmar un pacto para dejar fuera de su politiquería y propaganda electorera los temas de seguridad. Todos son responsables en alguna dimensión.
Repartir culpas y la verborrea no ayudan a solucionar el enorme problema que se enfrenta. Tan grave, que los afectados de los bares quemados en Morelia no han acudido a presentar la denuncia pertinente.
Gravísimo pero comprensible. La situación obliga a considerar como línea de investigación el intento de extorsión con las amenazas respectivas, como hace unas semanas ocurrió con el medio de comunicación Media Group, también conocido como Canal 6.
Lamentablemente diversos sectores productivos de Michoacán ya han advertido que la extorsión está de regreso. El temor a sufrir represalias los ha orillado a no presentar denuncias, a quejarse en voz baja en la esperanza de que algún nivel de autoridad asuma su responsabilidad.
Por lo pronto, veremos si las cámaras de los centros de Control y Vigilancia de Morelia y Michoacán ahora sí funcionaron y dan con los culpables.
Y claro, veremos si los tres niveles de gobierno son capaces de dejar de lado la politiquería para emprender un trabajo decidido y en equipo en aras de contener la inseguridad que prevalece en Michoacán y que no se acaba repartiendo culpas, mucho menos con verborrea.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.