Por: Leovigildo González
El 24 de febrero de 2013, un grupo de hombres en la comunidad de Felipe Carrillo Puerto conocida como «La Ruana», ahí, en el municipio de Buenavista Tomatlán, cansados de violencia y la corrupción de autoridades locales, decidieron levantarse en armas, eran liderados, por un agricultor, Hipólito Mora Chávez.
El contexto.
Michoacán vivía en una profunda crisis de inseguridad, «Los Caballeros Templarios», cártel hegemónico en el estado, se había impregnado en prácticamente en todas las instituciones locales y estatales, coptaba, amenazaba y sobretodo, imponía su ley a través de la violencia.
Los templarios, era un Cártel distinto a otros que se han creado, era una secta, con reglas, un santo, además de que tenían rituales de iniciación con tunicas y vestimenta medieval.
Se involucraron en la economía del estado, con el cobro de cuotas desde la venta de tortillas hasta la trata de personas y evidentemente el control del narcotráfico, corrompían o amenazaban a mandos estatales, su fuerza se basaba en el miedo.
La forma de enviar mensajes a sus rivales, era asesinando y posteriormente colgar los cuerpos en puentes con «narcomensajes», pero además mediatizando su nivel de violencia.
Surgimiento de las autodefensas.
En la Tierra Caliente de Michoacán, era un sitio sin Ley, no solo por el cobro de cuotas a lo que se sometía desde el más acaudalado empresario, hasta el más pequeño comerciante, nadie denunciaba, y quien se atrevía, era muy difícil que siguiera con vida.
El sometimiento de ese grupo a la población fue brutal, vejaciones, constantes violaciones a mujeres y niñas, pero sobretodo la impunidad que provocaba un clima de indefensión total.
Hipólito Mora, inició el movimiento con 20 hombres armados con escopetas, que eran inservibles para los temibles fusiles AK-47 conocidos como «cuernos de chivo» que usaban los delincuentes.
Mora, externó a sus vecinos de Tepalcatepec, quienes también se levantaron en armas, ahí, con una mayor estrategia, hicieron correr a Guillermo Valencia Reyes, entonces presidente municipal, quien fue desterrado durante varios años.
Ahí, también surgió una figura importante, José Manuel Mireles Valverde, el médico de Tepalcatepec, quien tomó un gran protagonismo, se volvió referente y vocero del movimiento.
El grupo más fuerte era el de Tepalcatepec, cientos de hombres armados, pero ahí si con «cuernos de chivo», iniciaron una revuelta que se expandió por Buenavista Tomatlán, Parácuaro y Apatzingán.
Con Mireles al frente, los autodefensas comenzaron a integrar a Luis Antonio Torres «El Americano», quien lideraba al menos 300 hombres armados, y su hegemonía era en Buenavista Tomatlán y algunas de sus comunidades.
El comienzo de la contaminación de las autodefensas.
Era tan grande querer «conquistar» a Michoacán, que el movimiento de autodefensas también comenzó a «perdonar» a algunos delincuentes, con la intención de hacer más fuerte el grupo, gente que había asesinado, extorsionado y violado.
Los hermanos Sierra Santana, y «El Americano», eran los más visibles, habían pertenecido anteriormente de pertenecer a los autodefensas a La Familia Michoacana, Cártel antecesor de Los Templarios, salieron mal con sus líderes y posteriormente a manera de venganza se integraron a combatirlos.
Alfredo Castillo Cervantes, la descomposición institucional.
Un año prácticamente del surgimiento de las autodefensas, llegó un manotazo por el entonces Presidente Enrique Peña Nieto, y mandó a Michoacán a uno de sus hombres más allegados a poner orden, Alfredo Castillo Cervantes a quien nombró Comisionado para la Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán.
Castillo, de inmediato hizo lo posible para poner a su gente, en puestos claves, como la Secretaría de Seguridad Pública, la entonces Procuraduría del Estado, y las dependencias importantes del Gobierno Estatal.
Uno de los graves errores del ex funcionario federal, fue hacer acuerdos con «autodefensas» que fueron parte de las estructuras criminales como Los Viagras, a quienes puso al frente de la búsqueda de templarios, y al Americano, permitirle su expansión a municipios como Los Reyes, Peribán, Tingüindin.
Y desprotegiendo a Hipólito Mora, quien se quedó prácticamente solo en La Ruana, ahí, el 17 de diciembre de 2014, un grupo de El Americano llegó y se enfrentó con gente del fundador de las autodefensas, sin duda fue la pérdida más grande de quién posteriormente fuera candidato a gobernador, en la refriega murió su hijo alcanzado por las balas.
Fuerza Rural, armar a delincuentes.
Otro de los graves errores de Alfredo Castillo, fue crear un grupo policial conocido como «Fuerza Rural», que no era otra cosa más que institucionalizar a autodefensas, que como ya vimos, muchos eran delincuentes.
Se entregaron 6 mil fusiles AR-15, que previamente se compraron a la Secretaría de la Defensa Nacional, esas armas hoy, se desconocen donde están, pero en su mayoría siguen siendo usadas ahora por los pequeños cárteles que se formaron tras la desaparición de las autodefensas.
«El Abuelo», el polémico líder de Tepalcatepec
Juan José Farías, El Abuelo, es, sin duda, uno de los líderes menos visibles de las autodefensas, sin embargo, su grupo aún prevalece en Tepalcatepec.
El Abuelo, fue lugarteniente de «El Mencho» en el 2006, en ese momento Rubén Oseguera, era líder del entonces Cártel del Milenio, años después tuvieron diferencias y llegó la ruptura entre ambos.
La pugna política también fue visible con Valencia Reyes, quien era líder priísta de la región, se disputaba los espacios con el hermano de El Abuelo, quien fue detenido en 2009, por sus nexos con la delincuencia.
Farías, es uno de los hombres poderosos de tierra caliente, según datos de las autodefensas, tiene cientos de hombres armados que han impedido la expansión del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), hasta fechas recientes.