Por Bryan LeBarón
Hay dos imágenes muy fuertes que están circulando actualmente y que nos hablan del México que estamos padeciendo. Que son resumen de lo que vivimos; de lo que alguna vez inició como una alerta de que todo se pondría peor y hoy, sus terribles consecuencias están retumbando y cimbrando el país entero.
No son pocos los dibujos que tratan de describir el juicio de Genaro García Luna, si bien no reflejan la realidad deja ver a un hombre derrotado, se ve a un corrupto del peor nivel, porque sus intereses personales cobraron miles de vidas, y hoy siguen acribillando familias.
Por otro lado, vi una de las imágenes que relatan historias del terror más hiriente. Un par de sujetos, de los que dice el Presidente Andrés Manuel López Obrador que se deben respetar sus derechos humanos, golpean a comerciantes por exigir pago de piso.
Sin escrúpulos golpean a gente que les ha costado poner su negocio, que lo único que quieren es llevar el pan a la mesa, que su único pecado ha sido ponerse en la mira de criminales que se creen con el derecho de exigir parte de sus ganancias, sólo por sus ganas, así de irreal y malditas son sus intenciones.
Pero esto pasa porque hay una autoridad que lo permite, que se ha visto incapaz y que demuestra una complicidad criminal, inerte para dar resultados. Ayer en la mañana el presidente se atrevió a decir: “Sólo con el hecho de que no hay impunidad ya sería suficiente como para que con un poco de honestidad y de luz en la frente se aceptara de que no somos iguales”.
Para él ya no existe impunidad, pero jamás se atrevería a pararse a un Ministerio Público, nunca acompañaría a una madre buscadora a escarbar en tierras desconocidas; jamás metería las manos para detener uno de los palazos que reciben los comerciantes extorsionados.
El Presidente tenía el diagnóstico correcto desde la visión de un opositor, hoy que tiene la responsabilidad, se ha visto rebasado, no ha sabido como entrarle, o en el peor de los casos, ha permitido por intereses poco claros, que este México se vuelva caótico para administrar de a poco sus deficiencias.
Lo que hacía Genaro García Luna, ese terror que permitió, ahora es un monstruo fuera de control. No hay quien ponga un freno a los grupos criminales que se han apoderado de las policías municipales, que ponen autoridades y que incendian pueblos para defender sus cuotas de poder. Han permitido que en México haya terrorismo.
No podemos seguir esperando que nos resuelva todo, ningún gobierno. Están llenos de corruptos y se ven rebasados. Cómo mexicanos tenemos que unirnos para exigir el cambio o correr a todos los impotentes, para poner al frente a políticos que realmente están comprometidos con el pueblo y que quieren trabajar por el país, no solamente seguir hablando y mintiendo.
La imagen que más me hirió fue la de una mujer tirada, asesinada, en el suelo de Acapulco, junto a su carro de aguas frescas. Esta imagen nos desnuda como país, por unos pesos le quitaron la vida, pesos que cualquier mexicano preferiría llevar a su mesa que regalarlo a criminales que les gusta el dinero fácil y que son la escoria del país.
Todos somos vulnerables en este país. Aquí todos somos extorsionados.