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Por Adán García
La mañana del sábado 25 de junio, coincidieron en un desayuno el exgobernador y actual diputado federal Leonel Godoy, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, éste último, una de las corcholatas destapadas por el presidente para ir a la batalla electoral del 2024.
Sin estarlo físicamente, otra figura de la Cuarta Transformación formó parte de ese cónclave, el cual sirvió como especie de cuarto de guerra, previo al mitin masivo que, para el medio día, tendría lugar ese día en Morelia con el fin de celebrar el resultado de las elecciones del 2021, cuando Morena le arrebató al PRD la última gubernatura que le quedaba en el mapa político nacional.
Esa figura fue Raúl Morón, el maestro normalista que forjó su liderazgo desde las filas de la CNTE, sí, el movimiento que instauró en Michoacán la materia del marchómetro, el bloqueo y el plantón en la década de los 90. Godoy situó en esa charla a su amigo e histórico aliado, ante Adán Augusto, como el héroe de la 4T en la batalla del 2021 en Michoacán.
No detalló, por ejemplo, que en esa década de los 90 se gestó en Michoacán la práctica del bloqueo de carreteras, de centros comerciales y de instituciones bancarias que, en un inicio, tuvieron la empatía ciudadana ante el monopolio del magisterio nacional, pero que con el paso de los años ese sentimiento se transformó en encono, repudio y hartazgo por el severo daño que esas movilizaciones han dejado al estado y a la vida de los michoacanos, todavía hoy en día.
De hecho, Morón capitalizó aquél poderoso músculo sindical para proyectarse rápidamente y jalar la marca del PRD, un PRD que luchaba ante el también monopolio instaurado por el PRI, partido que llevaba siete décadas sin soltar la gubernatura. Víctor Tinoco Rubí era el gobernador y, con él, el tricolor propinó, en las intermedias de 1998, una de las peores derrotas del perredismo al ganar carro completo en el Congreso del Estado.
Tras esa estrepitosa derrota, el PRD buscó fortalecer su alianza con el magisterio de Morón y le cedió importantes espacios. Más de 20 maestros saltaron a candidatos y de ahí a presidentes municipales. Muchos otros dejaron las aulas para ser regidores y síndicos.
Rápidamente la CNTE tomó el control, al grado de arrebatarle al cardenismo la dirigencia estatal del partido, cuando Morón – con las huestes centistas diseminadas en todas las regiones – venció en una interna al aguacatero Enrique Bautista y de ahí despegó en una carrera que lo llevó también a ser diputado y senador, y tejió una cercana relación con Godoy, la cual maduró con la victoria del entonces perredista Lázaro Cárdenas Batel en la disputa por la gubernatura del 2001. Más de una década después, ambos saltaron del PRD a Morena y se declararon aliados de López Obrador.
Desde esa trinchera, la de Morena, Morón se convirtió en alcalde de Morelia y casi llega a gobernador en 2021, si no es por la asombrosa pifia de no declarar gastos de precampaña, lo que le dio al INE los argumentos necesarios para reprobar al profe cuando ya tenía la candidatura de Morena en la bolsa.
“A Morón lo acabó su soberbia”, resumió el diputado federal perredista Mauricio Prieto, en una entrevista con Los Demonios Sueltos, de Primera Plana Mx, el pasado lunes 27 de junio. “Ya se sentía gobernador antes de ganar las elecciones” – remató el legislador -.
Por eso, llama poderosamente la atención el hecho de que, en lo que podría ser otra sorprendente pifia, Adán Augusto haya encumbrado, pública y abiertamente, al ausente maestro normalista durante el festejo del sábado. Un festejo que contó con el desaire del profe, quien optó por hacer un evento paralelo con las estructuras de Morena afines a su causa.
“Hay que honrar a los compañeros, hay que honrar a Raúl Morón porque estuvo a la altura de las circunstancias”, recitó el enviado del Palacio Nacional ante la multitud que llenó la plaza ese medio día del sábado.
Ningún otro orador lo siguió. El resto de las figuras endosó la victoria del 2021 a quien finalmente apareció en las boletas como candidato a gobernador, y ganó aunque los demás aspirantes le llevaban un mes de ventaja haciendo campaña, y aun y cuando el moronismo tomó distancia en esa recta de la contienda.
Por ese solo hecho, algunos al interior de Morena ven el “halago” de Adán Augusto como otra inocente pifia. Un desliz cimentado, aquella mañana de sábado, en la manipulación de uno y la ingenuidad de otro cuando departían el pan y la sal.
Pero, ¿y si no?
Cintillo
Ahora Alito propone armar a civiles para que se defienda de los criminales. Quizá se asesoró en Castillo, quien en 2014 validó un arsenal a civiles michoacanos, con el solo hecho de declararlo. Hasta fusiles Barret tenían en sus casas, con la venia gubernamental.