Por Araceli Saucedo
Michoacán es una de las entidades federativas en la que desafortunadamente sus habitantes en buena medida se han visto obligados a migrar a Estados Unidos de América con la intención de buscar una mejor vida para ellos y sus familias. Hoy podemos afirmar que Michoacán es un estado binacional, debido a que el numero de michoacanos que habitan en el país del norte es similar al que habita en la tierra del generalísimo Morelos.
A nadie nos gusta que un familiar nuestro se vaya en esas condiciones, todos anhelamos que nuestras familias tengan oportunidades en su tierra y que no se vean obligadas a migrar por un empleo, más aun, que no se vayan por desplazamiento forzado, sin embargo, la realidad en el país y en América Latina la constante migración es por esas causas.
A los gobiernos les corresponde generar las condiciones optimas para la inversión, el empleo y el desarrollo, el Estado en su conjunto debe garantizar el respeto a los derechos humanos de quienes se encuentren en su territorio, para ello deben diseñar las políticas públicas necesarias para atender esas circunstancias, la realidad y las necesidades de la gente.
Desde Salvador Escalante, hemos venido trabajando para reactivar la actividad económica a través del turismo, la cultura, las artesanías, la gastronomía y las bellezas naturales, ello como medida para la generación de empleo en el municipio, que a su vez nos ayude a evitar migración, sin embargo, tampoco podemos ignorar a quienes desde hace muchos años migraron y desde entonces no ven a sus padres, cónyuges, hijos o amigos, por tal motivo se dio paso al programa municipal “Corazones Mensajeros”.
Este programa tiene como finalidad ayudarle a la gente a reencontrarse con sus familiares que migraron y a los cuales algunos de ellos tienen hasta 35 años sin verlos, escenario que rompe con el circulo familiar, con la convivencia física y afecta en los sentimientos de las personas. En ese sentido, se apoya con la gestión de pasaportes, visas y los tramites necesarios para el viaje de ida y de regreso, sin omitir que los clubes migrantes siempre han sido solidarios para apoyar.
Como lo he manifestado en otras colaboraciones, soy una convencida de que el afecto y el amor entre los seres humanos son una medida para combatir la violencia, por ello he insistido en que trabajar la inteligencia emocional en los infantes y adolescentes resulta fundamental para que tengamos adultos de bien, pero también en este caso, el reencuentro familiar ayuda a fortalecer el núcleo familiar, genera esperanza y nutre a las personas para salir avantes de cualquier adversidad.