Por: Leovigildo González
Un cuerno de chivo que cruza el flaco cuerpo de Edgar, es su herramienta de «trabajo», tiene 14 años y lleva uno dentro de Cárteles Unidos, su tarea es «patrullar» junto a otros integrantes para evitar el paso de los «contras».
Edgar, comenzó como «halcón» en el municipio de Ario de Rosales, ahí, con un radio y un celular avisaba del paso de militares, policías y gente armada.
Fueron seis meses, en que diario avisaba de los movimientos con un pago semanal de mil 500 pesos, fue así que se ganó la confianza de «los jefes», para pasar a convertirse en sicario y tener acceso a un arma larga.
Con 14 años cumplidos aprendió a usar el temible fusil AK-47, su uso es militar, y de ahí ahora su tarea es «cuidar la plaza», junto con otros jóvenes de su edad.
Como Edgar, hay cientos que ahora son parte de las filas de los cárteles que se pelean cada centímetro de Michoacán, lo hacen porque la única opción es esa o irse a Estados Unidos.
En Michoacán, según informes del Gobierno Federal hay la presencia de 12 Cárteles, que pugnan diariamente por el control del territorio, cobro de cuotas y trasiego de drogas, la falta de hombres que quieran integrarlos ha provocado que vean en los niños como una opción.
El pasado 30 de enero de este año, elementos del Ejército se enfrentaron a un grupo armado del CJNG en el municipio de Zamora, la mayoría eran menores de edad todos portaban armas largas.
Según los militares, era notoria la falta de práctica para usar fusiles de asalto, todos se entregaron y no pasó una tragedia mayor, en total fueron detenidos 18, ya que prácticamente fueron usados como «carne de cañón».