Por: Leovigildo González
La guerra por el control del territorio en los municipios de Zinapécuaro y Ciudad Hidalgo, lleva meses, donde se pelean cada peso y centímetro.
Hace más de dos años, un grupo pequeño de ex templarios se asentaron en Zinapécuaro, donde trataron de imponer su ley, a través del cobro de piso, robo de vehículos con violencia y el hostigamiento a las corporaciones policiales de los municipios colindantes.
Así se mantuvieron, durante varios meses comenzaron a tener más número de integrantes a quienes armaron, para buscar expandirse, los delitos que cometieron prendieron los «focos de atención» de las autoridades estatales que comenzaron a verlos como una amenaza.
La carretera Morelia- Ciudad Hidalgo ha sido el escenario de múltiples delitos, desde robo de autos a punta de «cuernos de chivo», ataques a mandos policiales, secuestros y trasiego de drogas, hasta homicidios.
La expansión de ese grupo asentado en Zinapécuaro, provocó una alianza con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), en conjunto han buscado entrar a Ciudad Hidalgo, sitio que durante años había sido controlado por una familia, «Los Correa».
«Los Correa» también había sido un pequeño grupo asentado en el oriente de Michoacán, donde mantuvieron su poderío durante varios años, con una aparente calma a pesar del cobro de piso y secuestros.
La expansión del grupo de Zinapécuaro, provocó que «Los Correa» tuvieran una alianza con La Familia Michoacana que tiene presencia en Zitácuaro y el Estado de México. Ahí la guerra se agravó.
El CJNG busca apoderarse de Ciudad Hidalgo, lo hace a través de la única forma que conocen, la violencia y amenazas, esto ha provocado que durante casi dos meses las carnicerías del municipio no abran, esto luego de que se conociera que le pagaban «cuota» por la venta de carne a «Los Correa», estrategia para afectar sus finanzas.
Lo sucedido el domingo por la noche en la comunidad de Las Tinajas, de Zinapécuaro, tal parece es parte de esta pugna, en total, fueron 19 muertos, 16 hombres y 3 mujeres, quienes fueron brutalmente asesinados.
Las autoridades locales han sido rebasadas, su respuesta es mínima ante el armamento de los cárteles.
En una guerra alguien pierde, en este caso, son cientos de familias que quedan en medio de una disputa que es a sangre y fuego.