Por: Jorge Osnaya/ Coliseo
El aeropuerto internacional de la Ciudad de México, “Benito Juárez”, ha operado por encima de su capacidad durante muchos años; cuando fue construido se estimaba que podía prestar sus servicios durante un año a 32 millones de personas, pero, sin embargo en los últimos años ha servido anualmente a más de 50 millones. Este aeropuerto, sólo tiene 2 pistas y las construyeron muy cerca una de la otra, lo que ocasiona que no puedan operar simultáneamente, generando de esta manera una gran saturación aérea, y a partir de ésta y otras problemáticas, se decidió construir otro aeropuerto.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, desde que era candidato en 2018 proponía utilizar la base militar de Santa Lucía para construir un nuevo aeropuerto, y fue así, que en cuanto llegó al poder y después de una consulta muy mal organizada y sin ninguna autoridad electoral que la regulara, canceló lo que en su momento era uno de los principales proyectos del sexenio de Enrique Peña Nieto, el NAICM, el cual llevaba ya, un avance de más del 30%, y dicha obra fue sustituida por el proyecto del AIFA, el cual sería una alternativa a menor costo y sin corrupción.
El aeropuerto Felipe Ángeles, fue inaugurado el 21 de marzo del presente año, la asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) que representa a 220 aerolíneas en 120 países, ya dio el visto bueno a la obra, diciendo que su infraestructura permite llevar a cabo los servicios aeroportuarios, comerciales y complementarios de manera eficiente y segura. Hoy la única aerolínea extranjera que vuela a y desde el AIFA, es la venezolana CONVIASA, calificada como muy insegura; en algunos años, este aeropuerto puede que sea verdaderamente internacional, pero eso no lo va decidir el gobierno, lo decidirán las aerolíneas en base a sus intereses económicos.
Considero que siempre será positiva la noticia de una nueva infraestructura de comunicación y movilidad en el país, pero creo que vale la pena analizar si haber cancelado el proyecto de Texcoco por este aeropuerto que hoy es regional, cumplió algunos de sus objetivos generales, que según nos dijeron sería una obra a bajo costo y sin corrupción, y creo que la respuesta ya no es alentadora cuando aún y toda vez que no está terminado, costó 53% más de lo previsto; Mexicanos Contra la Corrupción señaló que los mandos militares que construyeron el aeropuerto otorgaron todos los contratos por asignación directa, y por otra parte la Auditoría Superior de la Federación denunció que más de 12 mil millones de pesos se gastaron sin ser comprobados. Se debe señalar también, que esta obra fue catalogada arbitrariamente como de seguridad nacional, lo cual dificulta el escrutinio de recursos públicos para su construcción.
Muchas cosas hoy son inciertas en relación al funcionamiento y beneficios que traerá el AIFA a la ciudadanía, lo que sí estoy seguro es que las y los mexicanos merecíamos algo igual o mejor de lo que se planteaba en Texcoco, pero también merecemos congruencia entre lo que se dice y se hace, por parte de nuestras autoridades.