Por: Lenin Villegas
Da tristeza conocer la historia de Anderson, un niño hondureño de tan solo ocho años que se rompe en llanto al platicar que viene desde su país de origen en una odisea migratoria sufriendo de hambre en el trayecto, atrás dejó una madre y una hermanita de tan solo seis meses, ambas fallecidas. El padre de Anderson nunca le dijo que irían a los Estados Unidos en búsqueda de mejor vida, tuvieron que pasar por México y pagar aproximadamente cuatro mil dólares a los llamados coyotes que se dedican a cruzar gente a los Estados Unidos, pero a pesar de lograr pisar el territorio norteamericano después de haber sufrido hambre, sed y otras inclemencias fueron finalmente deportados.
La historia de Anderson es la de miles de adultos y niños que abandonan su lugar de origen en búsqueda de mejores condiciones de vida, estos flujos no son nuevos, existen desde hace varias décadas, incluso en los últimos años fuimos testigos de éxodos de gran magnitud, a través de las caravanas de migrantes centroamericanos, no se necesita mucha materia gris para entender que los malos gobiernos en donde solo una elite rapaz se enriquece a costillas de un pueblo que se muere de hambre y se sume en el subdesarrollo provoca que la gente escape de ese infierno en el que vive.
Las personas huyen del dolor y en el trayecto para alcanzar el sueño americano encuentran más dolor y sufrimiento, lamentablemente en muchas ocasiones incluso encuentran la muerte. Evidentemente a las autoridades de los países expulsores no les interesa en los más mínimo hacerse cargo de sus migrantes y a las autoridades de los países receptores menos, porque no son sus ciudadanos y porque las leyes no los amparan, al contrario, al cruzar sin documentos tienen muy pocos derechos, pero no deberíamos de olvidar que no han dejado de ser seres humanos, que su único pecado fue luchar en búsqueda de un mejor futuro.
Existen algunas organizaciones civiles que apoyan a los migrantes, su esfuerzo se reconoce y se agradece, pero desafortunadamente no es suficiente ya que no cuentan con los recursos necesarios, por otro lado la mayoría de los gobiernos desafortunadamente ven a los migrantes como un asunto de alguien más, como si se tratara de personas que no tienen ningún derecho, todo esto ante la mirada de la Organización de las Naciones Unidas que tiene un buen discurso, pero que ahí se queda, únicamente en buenas intenciones y recomendaciones, sin que exista de su parte un plan agresivo para apoyar a las personas migrantes de todo el mundo.
Ahora pasamos de la tristeza a la indignación, que se ejemplifica con el caso de un migrante que fue filmado en Guadalajara el día 08 de agosto del presente año, por un grupo de jóvenes mexicanos, que a cambio de un billete de 500 pesos (falso según el dicho de los mismos jóvenes), le tocaron sus genitales y transmitieron en vivo a través de una cuenta en Instagram haciendo mofas del hecho. Debemos recordar que desde México siempre hemos exigido un trato respetuoso para nuestros paisanos, es importante que como sociedad aprendamos a respetar a las personas migrantes que transitan por nuestro país, ya que ellos vienen escapando de un infierno como para sumarle que en un país como el nuestro y en pleno siglo XXI sean objeto de abusos, burlas y humillaciones, cuando hemos criticado esto toda la vida, lo que me demuestra que no hemos aprendido a respetarnos como seres humanos y a mostrar sensibilidad y empatía con nuestros semejantes.
Hoy en Michoacán existen familias enteras que están abandonando su lugar de origen en la zona de la Tierra Caliente, debido a la inseguridad que se ha generado por la guerra entre grupos de la delincuencia organizada, no conozco cual sea el destino de estas familias, pero puedo intuir que su intención es cruzar a los Estados Unidos, y no soporto la idea de que además del dolor que ya cargan sobre sus hombros al quedarse sin hogar y lejos de su tierra, alguien pueda tratarlos de manera tan ruin, despreciable e insensible en cualquier parte del mundo.
Esto es solo un poco de la cara inhumana de la migración, que sin duda es mucho más amplia de lo que en estas líneas pueda escribir su servidor. Sin duda hay mucho por hacer desde el ámbito local e internacional para cambiar esta realidad adversa que genera la migración.