Por: Leovigildo González
«Quien no conoce su historia, está condenado a repetirla» reza una frase que retumba siempre que se trata de explicar la corta memoria que se tiene y la proclividad a cometer errores.
Michoacán ha experimentado diversos escenarios, muchos trágicos, un laboratorio de estrategias de seguridad desafortunadamente, todas fallidas.
Las autodefensas, fueron un instrumento genunino ante la debilidad de Estado, en aquellos años del 2013, donde un Hipólito Mora, tomó las armas en La Ruana, y con eso, una guerra contra el Cártel de Los Caballeros Templarios.
Varios se asumieron como líderes, el más icónico, fue sin duda, José Manuel Mireles Valverde, quien se convirtió en la figura de un movimiento armado que comenzó en la tierra caliente de Michoacán.
Mireles y decenas de hombres armados hasta los «dientes», comenzaron una pugna abierta contra los Templarios, y así fueron «conquistando» pueblos y ciudades por todo el terriotorio michoacano.
Muchos de los seguidores de aquel médico de Tepalcatepec, terminaron en el sitio del que habían salido, en el narco, algunos más incluso conformaron sus propios cárteles.
Aquella lucha que parecía genuina, se fue convirtiendo en lo que realmente era, una pugna de Cárteles por Michoacán, que exhibía una debilidad institucional sumamente grave.
Hoy, ese fenómeno nuevamente parece generarse, cientos de hombres armados han salido y se asumen como autodefensas, sin miedo a ser detenidos y exhibiéndose con temidos fusiles AK-47, o los AR-15.
La historia parece regresar, ante una debilidad de Estado, y una estrategia que no ha funcionado, desde Palacio Nacional la orden ha sido, «abrazos, no balazos», por lo que el Ejército y la Guardia Nacional, han sido inertes.
Las «neo autodefensas» surgen en medio de una pugna entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que pelea cada centímetro de Michoacán con «Cárteles Unidos», este último parece irse fragmentando ante los embates del grupo que lidera Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho.
La historia ha sido clara, y Michoacán parece tener una memoria muy corta y un sufrimiento grande.