Parte 1
Samuel Ponce | Acueductoonline
Pese a todo tipo de intento, desde el institucional, pasando por el familiar, hasta el partidista, para que no lo hiciera, el candidato a gobernador del PVEM, Juan Antonio Magaña de la Mora, se atrevió ir por carretera hasta el “corazón” de la violencia en territorio michoacano: Aguililla.
Y ese atrevimiento, que no ha sido posible situarse en sus pares que buscan gobernar desde el Solio de Ocampo, se dio este miércoles, en medio de un enfrentamiento armado y el bloqueo del camino con un vehículo pesado incendiado, lo cual se suscitó en menos de veinticuatro horas.
El convoy del candidato, resguardado por dos patrullas policiacas, hizo una parada técnica en Apatzingán, en donde, sin broma de por medio, le dijeron al aspirante que se pusiera un chaleco antibalas; de ese lugar hasta Aguililla se palpaba tensión, temor y adrenalina, todo a la vez.
En el andar, se vieron pueblos casi fantasmas, como en el Aguaje; ahí, casas, prácticamente residencias, abandonadas, con huellas de sinnúmero de disparos de armas de fuego, de alto calibre, con escasa gente y la que aparecía con el rostro sin pena ni gloria.
El calor empieza a intensificarse, empieza a ser desesperante, el camino pareciera minado, con cientos de baches por doquier, pero lo más dramático son los tramos literalmente partidos con maquinaria pesada que solo pudieron ser parcialmente rehabilitados por los lados derechos.
No se ven integrantes de ningún grupo del crimen organizado, aunque nadie deja de sospechar que están ahí, cerca de nosotros, al paso, a través de los llamados halcones; pasamos comunidades cuyos habitantes nos ven sorprendidos para luego sumergirse en su mundo.