LIBRE EXPRESIÓN…
Por: Carlos Alberto Monge Montaño.
“Hombres que cometieron crímenes graves siguen siendo importantes en la sociedad, caminan por la calle, ocupan cargos importantes, en vez de pasar su vida en la cárcel.”. Mihai Eminescu (1850-1889) Filósofo, poeta y periodista rumano.
Finalmente se inauguró el Teatro Matamoros en Morelia. Indudablemente es un recinto que logrará distinguirse entre los mejores del país, lamentablemente también es un monumento a la opacidad, a la corrupción y a la impunidad.
Abrió sus puertas con una década de retraso. Debió inaugurarse en noviembre del 2010, durante el gobierno de Leonel Godoy Rangel, para conmemorar el bicentenario de la Independencia de México.
Lo más grotesco y vergonzoso es que se haya puesto en marcha sin que hasta el momento existan datos concretos del costo total que pagamos los michoacanos por la obra.
En el año 2017, la entonces presidenta de la Comisión Inspectora de la Auditoría Superior de Michoacán, Yarabí Ávila González, estimó un gasto superior a los 600 millones de pesos. Este martes el gobernador Silvano Aureoles Conejo informó que su administración invirtió otros 162 millones, así que, la suma total superaría los 700 millones de pesos. Inaudito.
Un poco de historia. El proyecto surgió en la administración de Lázaro Cárdenas Batel, pero se oficializó con Leonel Godoy Rangel como gobernador y Fausto Vallejo Figueroa como presidente municipal de Morelia, donde informaron que los tres órdenes de gobierno invertirían inicialmente 150 millones de pesos.
El clásico comportamiento sumiso y lambiscón de los políticos michoacanos con el apellido Cárdenas, fue factor para que al frente del Comité Técnico del Fideicomiso para la construcción del Teatro Matamoros, fuera designado el junior Cuauhtémoc Cárdenas Batel, quien, pese a su opaco desempeño, demandó al Gobierno estatal por más de 2 millones de pesos, por salarios caídos y prestaciones.
Para abril de 2015, el entonces secretario de Finanzas, Miguel López Miranda, informó que ya se habían invertido 237 millones de pesos y el avance de la obra rondaba el 40 por ciento.
Las sospechas de corrupción se fortalecen en el reiterado fracaso de presuntas auditorías federales y estatales, incluida una Forense, que no lograron clarificar los montos de inversión. En 2016, el entonces Auditor Superior de Michoacán, José Luis López Salgado, señaló presuntas irregularidades por 158 millones de pesos contra los integrantes del Comité que lideraba Cuauhtémoc Cárdenas Batel, así como funcionarios estatales y municipales. Pero no ha pasado absolutamente nada, fiel a la terrible costumbre de opacidad e impunidad que prevalece en el estado.
Y puede apostar usted, estimado lector, que, en materia de rendición de cuentas, nada pasará. ¿Qué político y/o funcionario michoacano gustoso de vivir del erario se atrevería a poner contra las cuerdas al apellido Cárdenas? Menos aún, cuando el nieto del General y ex gobernador figura ahora como coordinador de asesores del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, mientras Leonel Godoy ha logrado reinventarse en las filas de Morena.
El consuelo es que el Teatro Matamoros finalmente se inauguró y alguna vez podríamos disfrutar de un buen espectáculo. Pero de transparencia y rendición de cuentas, no espere nada, en México y Michoacán, lamentable y vergonzosamente, la opacidad e impunidad siguen reinando, más aún cuando están implicados ciertos apellidos o personajes encumbrados.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.