Código Alpha/Santiago Núñez.
La imagen que se ha difundido en los medios de comunicación es muy clara: pasajeros en un vuelo comercial de Aeromexico que emiten al unísono una senda mentada de madre para el presidente de la República que viajaba en dicho vuelo comercial. Esto derivado de su necedad de no utilizar el avión presidencial por supuestamente representar esto un ahorro para el país, aunque en la práctica se gaste prácticamente lo mismo en transporte aéreo en aerolíneas comerciales, sin embargo eso es asunto de otra columna.
¿Es moralmente aceptable que la gente le miente la madre al presidente de la República? Probablemente la respuesta es que como cualquier persona merece el respeto elemental y el trato libre de ataques hacia su persona; sin embargo debemos recordar que la figura pública, el ser una persona que fue electo popularmente, automáticamente coloca a cualquier sujeto que se encuentra en el supuesto, bajo el ojo y el escrutinio no solamente de la normatividad, sino también de la propia discusión democrática.
En ese sentido llama la atención que muchas voces al interior del gobierno federal y también del partido en el poder, como la de Gerardo Fernández Noroña que exigió en tribuna abiertamente que se aplicara alguna clase de sanción a Aeromexico por permitir que los pasajeros que viajaban con el presidente hayan reaccionado de esa forma.
Insisto, en un mundo ideal donde todos nos tratamos con respeto debería ser moralmente inaceptable que alguien ofenda a otra persona. Sin embargo en el caso de un presidente de la República y visto desde una perspectiva estrictamente jurídica , el núcleo duro del derecho a la libertad de expresión y manifestación de ideas políticas contempla también la posibilidad de que la ciudadanía en aras de expresar su inconformidad o su postura política con el jefe de gobierno del Estado mexicano, pueda manifestar incluso cualquier clase de improperios estando estos respaldados por el marco constitucional y de derechos humanos que actualmente tenemos en el país.
Dicho también en la arena política es muy bien sabido que no es lo mismo “ser borracho que cantinero” puesto que el ejercicio del poder público desgasta y somete a cualquier persona a una serie de ataques tanto de la oposición como de la opinión pública: además en el caso específico del presidente de la República debemos recordar que en su largo camino siendo oposición, el mismo tabasqueño se caracterizó por atacar siempre de manera punzante a sus rivales políticos, quedarán en el recuerdo las tepocatas y víboras prietas que señalaba en el gobierno de Vicente Fox; el espurio o pelele durante la época de Calderón y los múltiples señalamientos y apodos utilizados para el presidente Enrique Peña Nieto o los funcionarios de su administración priísta.
Está claro que mentarle la madre a un presidente de la República no abona en mucho a la discusión de los grandes temas de interés público, sin embargo no deja de ser un derecho humano ya señalado en líneas arriba que es fundamental para el juego democrático y la consolidación de las instituciones en México: la libertad de expresión esa que en ocasiones pareciera querer ser censurada desde el partido en el poder con iniciativas tan ridículas como la de Ricardo Monreal para censurar las redes sociales, con la intolerancia presidencial que se aferra a señalar que cualquier periodista que opina en contra del gobierno es conservador y un enemigo del país, con prácticas que se vinculan con en el narcisismo político y que solamente dejan ver la intolerancia de un líder que ascendió al poder con un gran respaldo social y que el día de hoy, si bien sigue teniendo una preferencia electoral importante se ha visto mermado precisamente por esa cerrazón ante la crítica y la visión distinta de su agenda del país.
Solamente por recordar un ejemplo que ha llegado hasta los máximos tribunales del país podemos señalar el caso de la jornada contra letras libres: en aquel asunto la SCJN determinó que el ejercicio de la libertad de expresión implicaba también el poder llevar a cabo señalamientos en los medios de comunicación aún y cuando estos pudieran parecer que vulneran derechos de aquellas personas o instituciones aludidas, lo anterior después de qué la revista letras libres publicara un artículo donde señalaba que la jornada, era un medio aliado del terrorismo por su línea editorial cercana a los intereses de los separatistas vascos.
Desde luego que no es deseable ni tampoco productivo construir un debate público que se base única y exclusivamente en mentarle la madre al presidente de la República, sin embargo pareciera que el actual presidente se le olvida que no va a ser ni el primero ni el último presidente al cual ofendan ni le mienten la madre. Dice una frase que “para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo “ y hoy al actual presidente ya se olvidó cuando él era una oposición mienta madres en su búsqueda y ascenso al poder.
Por último no deja de preocupar la vertiente más intolerante del Estado mexicano, esa que usa a las instituciones y a los operadores para atacar a todos aquellos que no piensen o que no se expresen de la forma en que el presidente quisiera; ojo con estos desplantes autoritarios y el riesgo que conlleva para la democracia mexicana.
Sergio Santiago Núñez Galindo
Abogado y consultor.
Candidato a especialista en seguridad nacional.
santiagonunez@alphaconsultores.com.mx