Código Alpha/Santiago Núñez
Las temporadas electorales siempre son fechas álgidas en cualquier lugar del mundo, específicamente en México durante los últimos años hemos sido testigos de infinidad de fenómenos sumamente complejos, pero hablando específicamente en cuanto a la formación de perfiles en los distintos partidos políticos; no podemos ser omisos al abordar una fórmula que a los partidos en ocasiones le resulta fructífera, pero que a la ciudadanía y a las instituciones mexicanas les cuesta mucho. Me refiero a la postulación de candidatos que no cuentan con los perfiles más adecuados para el ejercicio del poder público.
Más allá de lo surrealista, de la algarabía, de lo gracioso o en ocasiones ridículo que puede ser ver en la boleta rostros que se caracterizan única y exclusivamente por su pasado en los medios de comunicación, telenovelas, películas, carreras deportivas (algunas no tan fructíferas) y en general por haber sido parte del medio del espectáculo y no debido a su perfil técnico, académico, experiencia en el servicio público y demás aspectos que deberían ser primordiales al momento de aspirar a un puesto de elección popular.
Para los partidos resulta una fórmula bastante lucrativa, puesto que el hecho de postular a algún famoso o famosa para que aparezca en la boleta; la mayoría de las ocasiones resulta en obtener votaciones importantes que les permiten a los institutos políticos mantener el registro, sumar votos para efecto de sus representantes plurinominales y asegurar al mismo tiempo alfiles en puestos clave en materia política ya sea a nivel local o federal.
¿Tiene derecho Paquita la del barrio, Kiko, Cuauhtémoc o cualquier otro famoso de aparecer en la boleta? Claro que lo tienen como cualquier ciudadano que cumpla los requisitos electorales acorde a la normatividad en nuestro país. Sin embargo más allá de estos simples requisitos legales resulta preocupante que en la gran mayoría de las ocasiones estos perfiles se caracterizan única y exclusivamente por aportar algunas de las anécdotas más surrealistas de las cuales se tienen registro dentro de la historia política contemporánea del país.
El ejemplo más claro de lo anterior pudiera ser el caso del ex futbolista e ídolo de la selección mexicana Cuauhtémoc Blanco; un jugador que en la cancha se caracterizaba además de contar con grandes grandes dotes técnicos, también por la polémica que giraba en torno a su figura, sin duda Cuauhtémoc será recordado como uno de los grandes futbolistas que ha dado este país. Sin embargo su incursión en la vida pública ha sido poco menos que lamentable, pues por una parte como producto político electoral demostró ser un Ferrari al ganar prácticamente caminando primero las elecciones a la alcaldía de Cuernavaca y posteriormente a la gubernatura de dicho estado; insisto al señalar que el hombre tiene todo el derecho de buscar participar en la vida pública, pero resulta trágico cuando nos damos cuenta que su gestión en materia de seguridad ha sido un verdadero desastre que tiene hoy al estado de Morelos convertido en un páramo violento, sin rumbo y sin una estrategia clara a nivel de la seguridad pública, haciendo recordar a muchos la segunda mitad de la década de 1990 cuando en Morelos abundaban los secuestros, las ejecuciones y la inseguridad. que convirtieron al otrora paraíso primaveral en un sitio hostil y peligroso.
Éste país está llegando a su punto de no retorno, desde hace años las boletas electorales han estado secuestradas por apellidos políticos de toda la vida, por los dinosaurios que saltan de cargo en cargo, por clanes, por familias, por una élite que se niega a dejar el poder. A esto ahora tenemos que sumarle la desesperación de algunos partidos que con tal de alcanzar sus resultados de rendimiento electoral postulan a famosos que no tienen guía, no tienen rumbo y que únicamente están en la boleta para apuntalar proyectos partidistas que no buscan el beneficio legítimo de la ciudadanía, sino únicamente su proyecto propio.
Claro que no existe una fórmula mágica, una receta que garantice que tal o cual perfil pudiera ser por ejemplo un legislador exitoso; puesto que en la historia política de Michoacán y del país hemos visto muchas ocasiones ver llegar a gente con un gran perfil académico a los puestos de elección popular y no se han caracterizado precisamente por ser políticos que serán recordados por su eficiencia y eficacia. Sin embargo a título personal prefiero arriesgarme a votar por un desconocido que en teoría tenga una mínima formación académica, a sufragar por un famoso cuyas propuestas de campaña la gran mayoría de las ocasiones se basan en el ridículo, el surrealismo y en general en el absurdo generalizado que raya en la estupidez más rocambolesca.
Al final del día los partidos políticos van a seguir haciendo lo que mas convenga a sus intereses electorales, sin embargo queda como reflexión final el papel que juega la ciudadanía y el poder que tiene el voto para evitar esta clase de nefastas postulaciones que tanto daño le hacen a las instituciones mexicanas. El día que el votante mexicano deje de votar con los pies, razone medianamente el voto y castigue en las urnas a los partidos que postulan perfiles impresentables, las cosas pudieran cambiar. Sin embargo mientras siga el abstencionismo, la falta de información por parte de los votantes al momento de sufragar y en general el jolgorio electoral que ha impulsado a perfiles impresentables hasta el centro del poder político en el país, vamos a generar un campo fértil para que sigamos viendo el surrealismo puro en las boletas electorales.
La próxima vez que usted esté frente a la boleta no espere que votando por un payaso, pueda obtener un representante popular con visión de estadista a largo plazo…
Sergio Santiago Núñez Galindo
Abogado y consultor.
Candidato a especialista en seguridad nacional.
santiagonunez@alphaconsultores.com.mx