Las fiestas populares que nos marca el calendario civil, que al parecer es muy religioso, nos ha colocado en la fiesta llena de algarabía de los Reyes Magos. El calendario también es pórtico digno de belleza.
La Tradición ha traído hasta nosotros sólo tres nombres de la caravana de magos que llegaron de Oriente a Belén para adorar a Jesús Niño. Incluso algunos piensan que efectivamente, sólo fueron tres aquellos aventureros astrónomos que, describiendo una brillante estrella en el firmamento, decidieron seguirla. Quizás el motivo principal de pensar en sólo tres reyes magos está en que tres fueron los regalos que nos narra el Evangelio de Mateo: “y abriendo sus cofres ofrecieron oro, incienso y mirra” (Mt 2,11).
Y, bien, ya que estamos hablando de tres magos y de tres regalos, hablemos, pues, de tres obediencias que hicieron estos hombres para alcanzar éxito en su misión.
1 Obedecer a la estrella
Siendo expertos en la observación del firmamento, registrando continuamente los movimientos de los astros, supieron identificar el nacimiento de una estrella de luz especial y que además se movía mostrando una ruta. Aquellos hombres científicos, si así se les pudiera llamar, no dudaron en ponerse en marcha para descubrir de qué se trataba aquel recorrido que el nuevo astro estaba mostrando.
A través de la naturaleza, Dios sedujo las inteligencias de aquellos sabios de culturas ajenas a la judía para mostrar el nacimiento de su Hijo. La gente de ciencia, observando y volviendo a observar la naturaleza, sabe descubrir las leyes de ésta y ajustar la vida a lo inscrito en ella. Por esta fidelidad al método de la observación experimental, tuvieron que tomar sus maletas y conducirse por la ruta que la estrella mostraba.
Obedecer a la naturaleza es siempre bueno, es parte, ya, de la voluntad de Dios.
2 Obedecer las profecías
Cuando el camino estaba avanzado, y la ruta de la estrella parecía detenerse, la caravana que había partido de tierras lejanas y que ahora llegaba a Israel fue a tocar las puertas del rey de la región, Herodes. Aquel hombre, siguiendo el dato bíblico (Mt 2,3) se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Herodes mandó leer las Escrituras Santas y escuchar los oráculos al respecto. Así los Magos recibieron la indicación de dirigirse a Belén, pues las profecías sagradas decían que allá debía nacer el Mesías.
A través de un hombre con mala voluntad, Herodes, llegó el anuncio de la Buena Nueva. Aquellos hombres y sus acompañantes se pusieron nuevamente en marcha, esta vez obedeciendo a las Escrituras.
Leer los Evangelios, meditarlos, orar con ellos y hacer compromisos sociales desde ellos es la máxima garantía para vivir auténticamente la vida cristiana.
3 Obedecer los sueños de Dios
Una vez que la caravana de Oriente entró en la casa del Niño que estaba en los brazos de su madre y custodiado por José, ofrecieron sus dones y pasados quizás unos días, tendrían que retomar su ruta de regreso a casa; pero mientras dormían fueron a visados de no regresar a Herodes, pues éste les había pedido que si encontraban lo que buscaban fueran a avisarle para que también él fuera a adorar. ¡Se trataba de una trampa de aquel rey!
Los hombres decidieron, siguiendo la indicación recibida en el sueño, de no pasar al palacio de aquel comarca. Se alejaron del peligro, obedientes a una voz misteriosa que vino en el duermevela. Lo que pasa en los sueños es importante para muchas culturas, ciertamente la de los judíos, y así mismo, según nos dice el relato evangélico, en la de aquellos hombres extranjeros. Hicieron caso a los sueños, evitando los peligros latentes.
Obedecer las leyes de la naturaleza, aplicarse a la Palabra de Dios en la Escritura y ubicar los peligros de la vida para huir de ellos, es la ruta que descubrieron los Magos para que tú y yo podamos alcanzar el gozo que viene del encuentro con Dios.
¡Hermoso portal el de Belén!
P. Francisco Armando Gómez Ruiz