Por: Leovigildo González
Alan y su abuelita, se cubren del frío con una cobija, mientras una fogata emite el suficiente calor para soportar las bajas temperaturas en una Morelia que duerme.
Fue un día especial para Alan, cumplió cinco años, no hubo pastel ni velas, pero si la esperanza de vencer el cáncer que ahora tiene alojado en su cabeza.
La navidad, para él y su abuela, será en las afueras de un hospital que no tiene su tratamiento.
Han recibido muchas muestras de afecto, de gente que comprende su lucha, en una batalla diaria contra una enfermedad muy agresiva.
Una casa de campaña construida afuera del hospital, se ha convertido en el techo que los cubre de las inclemencias del frío, y de la desatención gubernamental.
Alan sonríe, juega, es un niño alegre, que muestra mucha fortaleza. A su corta edad ya conoce los valores de la amistad, la valentía y el esfuerzo.
Hoy, Alan vivirá una navidad entre el frío, el olvido gubernamental, y en la espera de un milagro.