Por: Leovigildo González
La particularidad del Cañafest lo convierte en un inevitable foco de contagio de COVID-19 por lo siguiente:
El eje central son las cañas, entonces la gente va a comer, por lo que se va a quitar el cubrebocas sí o sí.
Tras masticar la caña, el gabazo es escupido o depositado (si se corre con suerte), en una bolsa de plástico, si no es que va a dar al piso.
En la maniobra anterior, el cuerpo humano expide aerosoles que se van depositando en las superficies a su paso, esto puede incluir puestos, personas, piso, zapatos, bolsas y demás objetos fijos o móviles.
Entre los aerosoles arrojados por miles de personas y los restos de caña que van caer al suelo en un delimitado número de metros cuadrados, las posibilidades de llevarse el virus de COVID-19 en los zapatos a su casa, es prácticamente de 100 por ciento.
Si usted tiene a un adulto mayor o pacientes con hipertensión, obesidad, diabetes o cáncer, en casa, el haber ido a comer cañas le puede costar la vida.
La ocupación hospitalaria en Morelia sigue creciendo y si no hay corresponsabilidad para romper la cadena de contagio, el sistema puede colapsar, es decir, que no haya camas disponibles para intentar salvar a su familiar.