Por: Hugo Gama
Durante las diferentes épocas históricas las dificultades con las que se han encontrado las sociedades para la construcción de sus Estados han sido similares. La experiencia permitiría que las naciones fueran corrigiendo los errores en la conformación del Estado, su funcionamiento y su génesis constitucional, sin embargo, no ha sido así, por el contrario, las dificultades se repiten entre época y época, lo que ocasiona transformaciones estatales en su vida orgánica, democrática y constitucional retomando los conceptos, pero insisto, repitiendo los errores.
Para los atenienses la democracia, la igualdad y la participación de todos en los asuntos públicos era el mecanismo que permitía la unidad y la cohesión social, logrando con ello la gobernabilidad, a ello Aristóteles le llamaba la forma de la unión, y que conformaban la politeía.
Desde la antigua Grecia, las dificultades para el funcionamiento y la concordia entre la población, derivan de cuestiones de carácter económico, lo que se traduce probablemente en la primer “lucha de clases”, ricos versus pobres, es decir, en las desigualdades sociales, que se traduce en la protección de los bienes por unos y asistencia pública de otros, entendiendo que lo segundo implica afectar lo primero.
La crisis de la unidad se ve reflejada en las Asambleas de la polis, como una clase social, la mayoritaria (pobres) aplasta a la minoritaria (ricos) en la toma de decisiones y de gobierno, lo cual quebrantó la anhelada unidad que buscaba la democracia de esa época, y el alcanzar consensos se convirtió en una situación compleja.
En la actualidad, México vive una crisis política y democrática similar a la que se vivió en la antigua Grecia. Aunque los defensores del sistema afirmen que el proceso electoral del 2018 fue democrático, y que el actual gobierno emana de la voluntad popular de manera legítima, no pueden afirmar que, en el ejercicio del poder, el México del presente goza de una vida democrática plena.
La sociedad mexicana no alcanza a entender que la democracia es más allá que un mecanismo de selección de los gobernantes; para la inmensa mayoría, democracia es ir a votar y punto, lo que se le denominaría democracia representativa. El actual gobierno ha sido impulsor de lo que se denomina democracia participativa, cuya finalidad es la intervención de la población en decisiones gubernamentales.
Hasta ahí se logra entender el concepto de democracia, simple y sencillamente dos ideas en la que la población emite su voluntad u opina. La generalidad no comprende que el concepto democracia es más que un sistema de emisión de la voluntad, no conoce que el concepto lleva implícito el reconocimiento de derechos, sobretodo de igualdad, lo que en su pleno ejercicio se reflejaría en la unidad social.
Desde la época de campaña y antes de la toma de protesta del actual titular del Ejecutivo Federal, su discurso ha sido en la tónica de confrontación de la sociedad, ricos contra pobres, lo que ha ocasionado una profunda división social. Más aún, aprovechando la mayoría que tiene en el Congreso de la Unión, ha aplastado a la oposición o minorías representadas en ambas Cámaras, lo que se traduce en la imposición de una sola voluntad que rompe con los equilibrios del ejercicio del poder y que no es otra cosa que la transgresión a los principios democráticos de igualdad y de unidad social.
La división social ocasionada por las líneas discursivas del Ejecutivo Federal y su imposición se agrava al abandonar los principios democráticos establecidos en la Constitución Federal, es decir, su actuar dista de ajustarse a los lineamientos constitucionales que deben regir en la vida política y pública, en el ejercicio del poder y en el lograr la unidad de todas y todos los mexicanos.
Sin duda alguna, el México actual vive una etapa de crisis política y democrática que apunta a la centralización con la amenaza de una dictadura, a un gobierno unipersonal en donde la democracia será solamente letra muerta, y en el que lamentablemente estamos repitiendo los errores de la época antigua, pero sin que hasta el momento haya alguna intención de recomponer o regresar al espíritu constitucional y democrático, sin que haya animo y propuesta tangible de regresar al Estado Constitucional de Derecho.
Extracto: Ensayo académico del autor “Crisis Política y Democrática en la Antigua Grecia y Roma, y su Analogía con el México Actual”.