Con Descartes
La elección del 2018 en Michoacán fue de contrasentidos y de cambios de carril que generaron confusión en el momento del ejercicio del voto, de una alianza formal y legal del PAN, PRD y MC, hacía una alianza de facto entre el PRI y PRD para la elección de presidente de la República.
Ricardo Anaya tiene claridad sobre lo que sucedió en ese proceso electoral y sobre lo que sucede día a día en la vida política y pública de las entidades y del país, lo que augura dificultades para la construcción de la alianza PAN y PRD en Michoacán rumbo a la gubernatura. Es factible que se camine con mayor facilidad para las elecciones federales, pero para el capitulo Michoacán, no será así.
El mejor escenario para Ricardo Anaya es que el PAN juegue solo en el 2021, sin la carga de la imagen negativa que tiene el PRD, procurando el primero ganar la mayor cantidad de espacios por su propia cuenta. Anaya lo tiene claro, su proyecto va hacia el 2024, la elección del 2021 es solo un ejercicio para afinar su estrategia electoral, para posicionarse y convertirse en el líder opositor durante los siguientes años.
Con ese escenario, al ex candidato a la presidencia de la República lo que mas le conviene para sus intereses es que Marko Cortés sea candidato a gobernador, toda vez que ya no lo requiere como dirigente del PAN nacional; Anaya de facto, por medio de cualquier otra persona puede conducir al panismo en el país, y hoy por hoy, Cortés le sería más útil como candidato que como dirigente.
El PAN bajo esa premisa electoral y generando casi una venganza, pondría al PRD en la antesala de convertirse en un partido político chiquitero, incluso en el propio estado que lo vio nacer.