Por: Leovigildo González/ Recuerdos de Reportero
La pandemia ha exhibido las debilidades del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, su indolencia ha sido constante y ha mostrado la peor cara del mandatario federal.
Hasta el lunes, el COVID-19 había dejado más de 44 mil muertos en México, y las estimaciones revelan que incluso esa cifra se triplica.
Desde el inicio de la pandemia, AMLO puso un encargado de la estrategia para mitigar el virus a Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, quien tomó protagonismo de manera inmediata al estar al frente de la conferencia sobre el COVID-19, todos los días.
López-Gatell ha sido de todo, excepto responsable. Se ha peleado con gobernadores y tiene poca coordinación con los estados para una estrategia conjunta. Su trabajo se ha enfocado en dar entrevistas.
Tardó cuatro meses para que el subsecretario de salud del país dijera que el uso de cubrebocas disminuye la distribución del virus. Esto debido a la renuncia del Presidente de usarlo.
Las pocas pruebas para detectar el virus, a través del sistema centinela, fue uno de los grandes fracasos que ha tenido el país, en ningún momento lograron aplanar la curva de contagio.
El colmo, es que cinco meses después y miles de muertos, todavía López-Gatell, insiste en que no es necesario el uso de cubrebocas, todo indica que para quedar bien con su jefe, el Presidente, sin importarle la salud de los mexicanos.
Tienen razón los seguidores del Presidente, de que recibió un sistema de salud completamente destrozado, sin embargo, ellos decidieron gobernarlo así con todos sus problemas, van casi dos años y las soluciones no existen.
Hoy, México tiene una crisis sanitaria, y funcionarios indolentes para combatirla.