Por: Leovigildo González
Historias como la de la doctora Elena Avilés Reyes, son muchas alrededor del mundo, la de ella fue en Lázaro Cárdenas, dónde entregó su vida en una lucha contra un virus que ha provocado miles de muertes.
Elena llevaba casi un año al frente del Hospital Regional de Lázaro Cárdenas, hoy, epicentro de la pandemia de COVID-19 en Michoacán, dónde el grado de vulnerabilidad de contagio era mucho mayor, sin embargo, estuvo desde el primer paciente ahí, a dónde la llevó el juramento hipocratico.
Su entrega, provocó el contagio, de ese virus que no se ve, pero que está ahí, provocando muertes, dejando dolor en familias.
Hoy, la cifra de fallecidos tiene una persona con nombre y apellidos, una médico, con familia, con amigos, y con compañeros de trabajo, estos últimos fueron quienes estuvieron con ella antes de morir.
Es la primera víctima de un sector, que no ha descansado, que ha luchado diariamente contra este virus en solitario, alejándose de su familia, pero con el agradecimiento de millones de personas, porque hoy, los súper héroes, traen bata, estetoscopio y fueron muchos años a la universidad para obtener conocimientos.
