La campaña de la 4T y la que debe hacer la oposición

Con Descartes

En el país, el campeón de la polarización, los adjetivos, el bullying político y la confrontación es Andrés Manuel López Obrador. Por 20 años el actual presidente de la República ha hecho política de esa manera, es un escenario en el que se despliega como pez en el agua, en ese terreno nadie le gana.

Obrador dista de llamar a la unidad nacional, en sus mañaneras siempre suelta dardos envenenados que provocan división social: ricos contra pobres, fifís, primero los pobres, corruptos, honestos, conservadores, liberales, buenos, malos, etcétera; su lenguaje siempre está destinado a la polarización.

No es casualidad ese discurso, su estrategia de comunicación está diseñada de esa manera; él sabe que en México la mayoría de la población es clase baja, misma que es susceptible de manipular por medio del discurso de ricos y pobres, y que también se deja conquistar con alguna beca o apoyo social. Es ese sector de la población el mercado electoral de la 4T.

La oposición a Morena, debe leer la estrategia de Palacio Nacional, no caer en el juego, en esa cancha siempre van a perder, por tal motivo, PAN, PRI, PRD o MC deben cambiar su estrategia, ellos deben estar trabajando en el llamado a la unidad nacional, a la apertura, a la inclusión, sin embargo, no es así, a la menor provocación caen en las redes del obradorismo, incluso caen en los paupérrimos discursos de políticos sin mayor relevancia. 

La llegada de Emilio Lozoya Austin le cae “como anillo al dedo” a Obrador, esto porque de lo que declare el otrora peñista permitirá a la 4T continuar con el discurso de polarización de los buenos y los malos, con mayor razón la oposición debe actuar inteligentemente, lo deseable es primero seguir construyendo una alianza de alto calado a nivel nacional y a nivel estatal, es claro que, si la oposición no va junta, no tienen posibilidades de triunfar.

La gran dificultad que existe para la construcción de la alianza son los intereses personales y de grupo, como el caso de Michoacán, en donde el pacto para que cuenten con un candidato sólido y que garantice el cumplimiento de los acuerdos es es encontrar un candidato confiable y honesto que todos los partidos acepten; aunque, siendo claros, quienes en este momento encabezan las encuestas por partido, ninguno es aceptado ni garantiza una campaña competitiva.

El segundo reto es cambiar el discurso de los partidos y sus liderazgos. Cómo ya señalé, el discurso de confrontación solo favorece a la 4T, pero lo siguen haciendo el juego las dirigencias de los partidos de oposición y sus referentes políticos de alto nivel (ni mencionar a los cuadros menores que son peladores callejeros).

Morena no es invencible, pero para ganarles, la oposición debe tener claridad de la necesidad de una alianza amplia, del como hacer campaña, que tipo de candidatos deben tener y las líneas discursivas para conquistar al electorado, ya que solo de esa manera tendrán posibilidades de ser competitivos.

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