¿Cómo termina La peste? Con el siguiente sugestivo párrafo:
“Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía presente que esta alegría esta siempre amenazada. Él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste ni muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles o en la ropa, que espera pacientemente en las habitaciones, las bodegas, los baúles, los pañuelos y los papeles, y que puede ser que llegue un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las envíe a morir a una ciudad dichosa”.
Esta novela de la cual ya antes les he hablado, una vez que termina las peripecias del médico Rieux y de aquellos personajes que él va encontrando en el camino, lanza su enseñanza final: el gozo siempre está amenazado, y las amenazas llegan sí como dura experiencia pero también como enseñanza.
Si quieres leer un instructivo de lo que sucede cuando inicia y termina una pandemia, La Peste tiene el panorama perfecto. Vas leyendo y te vas encontrando. Allá y acá se habla de lo mismo: amor, salud, negocios, seguridad, servicio, cristianismo, miedo, esperanza, y mucho más. Los nombres de las instituciones y de los protagonistas cambian, pero permanecen sus valiosos servicios y funciones. Leyendo La Peste te das cuenta que, después de todo, no hay mucha novedad entre los momentos históricos de peste, pandemia o grandes contagios. Los seres humanos somos los mismos allá y acá, las necesidades permanecen intactas y las actitudes a desarrollar son exactamente las mismas. ¿Algo cambia? Sí, los accesorios.
La alegría estable que se respira en algunas estaciones de la vida, vive siempre sostenida con trabajos y es resultado de múltiples esfuerzos de todo un conjunto de hombres y mujeres. Pero esa alegría está siempre en riesgo, de hecho, para ser realistas, vivimos siempre circundados de peligros. Sí, este todavía no es el Paraíso. Cuando Albert Camus escribe el último párrafo de esta novela que lo llevaría a lograr el premio Nobel de literatura, en él formula la enseñanza de toda pandemia: a) jamás se está preparado; b) llega y causa males; c) la humanidad aprende lecciones que de otra manera no hubiera podido; f) el panorama no es ni será el mismo después de ella.
Unos personajes de La Peste murieron en la narración, y todos los demás sobrevivieron porque crecieron a través del enfrentamiento con el dolor. La ciudad que un día declaró la peste y cerró sus murallas, cuando reabrió sus puertas y declaró terminada la peste, estaba transformada.
Creo que leer el último párrafo de un libro cualquiera antes de haberse hundido en él, no significa romper con el encanto y arruinar el interés, al contrario, puede significar impulso y robustecimiento de la sana curiosidad por aprender de él. Justifico mi atrevimiento.
P. Francisco Armando Gómez Ruiz