Por: Leovigildo González
En tiempos de pandemia no todo es malo, porque a pesar de los riesgos y medidas que se han tenido que asumir, en el primer semestre del año la Fiscalía General del Estado de Michoacán, logró avanzar en uno de sus principales retos, la judicialización de casos, al duplicar el número de carpetas que llegan ante los tribunales; muchos de ellos con detenidos y otros tantos, con el nombre y apellido de los imputados y para quienes se solicita la orden de aprehensión.
Sin dejar de reconocer la tendencia a la alta en casos de homicidio doloso, Adrián López Solís, en un encuentro virtual con medios de comunicación, con números claros hizo referencia de la disminución que se ha visto en los delitos de secuestro y robo en sus diversas modalidades, dato que resulta relevante, porque si hay un acto que vulnera a las y los michoacanos, es aquel que afecta el patrimonio que con sacrificios y trabajo han logrado obtener.
Con la información proporcionada por Adrián López Solís se deja una constancia de cómo estábamos y cómo estamos, pero además es importante que esta estadística se tome por las áreas que correspondan para la ejecución de políticas de prevención, porque, ¡Ojo!, el combate al delito no es un tema solamente de policía y prisión.
Por lo pronto, el Fiscal General, sin titubeos expresó que a menor impunidad, se puede aspirar a mejores condiciones de seguridad y justicia, y por lo que a él corresponde, o mejor dicho, el órgano que él encabeza, está cumpliendo con su tarea.
Hay avances que son sustanciosos, en uno de los pilares para combatir la impunidad en Michoacán, López Solís ha enfocado los esfuerzos en el personal, al homologar los salarios, algo sumamente importante para la entrega de resultados.
Sin una personalidad protagónica, López Solís, es sin duda, un hombre fundamental en la estabilidad de Michoacán, al enfocar una visión basada en el trato con la ciudadanía, es la única herramienta en que se puede combatir la impunidad.
Hace unos años, la entonces Procuraduría de Michoacán era prácticamente el brazo de un cártel. Hoy, el panorama es completamente distintos desde policías, fiscales y personal pericial, están bajo estrictos exámenes de control y confianza, pero además, con una profesionalización constante.