Con Descartes
“Abrazos no balazos”, “no les vamos a declarar la guerra”, esas han sido frases del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, mismas que desde hace dos años ha defendido bajo la premisa de que “violencia genera más violencia”, sin embargo, sus ideas y conceptos sobre el mayor problema del país no encajan en una realidad de sangre que ha afectado la vida de todos lo mexicanos.
La federación tomó la decisión de no enfrentar al crimen organizado, al narcotráfico, a los grandes generadores de violencia, situación que ha ocasionado un aumento exponencial de la violencia y de inseguridad. Desde el inicio del actual gobierno emanado de Morena, las fuerzas federales, han administrado su imagen, cuidando no verse inmersos en hechos complejos para no exponer su honorabilidad, además, es normal ver a los funcionarios federales presentar avances ajenos, es decir, presumen los logros de los gobiernos locales como si fueran de la federación.
De manera tramposa, cuando hay sucesos que llaman la atención en el país y en el extranjero, el Gobierno Federal siempre culpa a los gobiernos locales, por ejemplo, en los casos de los multihomicidios, no asume nada de responsabilidad y esos indicadores los cargan a las entidades federativas, igual sucede con el secuestro, robo a transporte y robo de vehículo, pero lo que no dicen y evitan el análisis colectivo a través de la manipulación de la información, es que esos delitos del orden local son consecuencia de delitos del orden federal.
El crimen organizado (delito federal), es el responsable de la ejecución de los delitos locales, es la delincuencia organizada la que comete los homicidios en la lucha por los territorios para controlar la distribución y venta de drogas, son los que secuestran, los que roban al transporte y roban vehículos para cometer sus fechorías, y ante esto, la federación no hace su trabajo para combatir el crimen organizado, deja toda la responsabilidad a los municipios y a los estados.
La federación no puede seguir nadando de muertito, el país está hecho un cementerio, los municipios y los estados no pueden solos contra las organizaciones criminales, debe el presidente fajarse los pantalones y entrarle a combatir los delitos federales, México ya no aguanta los ríos de sangre, la federación tiene todos los recursos materiales y humanos para entrarle a enfrentar a la delincuencia, no se qué esperan, deben asumir su responsabilidad.
Señor presidente, no le ha cumplido a los mexicanos su promesa de pacificar al país, ha quedado a deber, está fallando.
