Por: Martín Ramos
La Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, es un instrumento jurídico cuyo objetivo primigenio y fundamental es eliminar la discriminación en México, el cual constituye el fundamento legal del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, órgano gubernamental encargado precisamente de erradicar la discriminación en México.
En días pasados, el la CONAPRED invitó al influencer Chumel Torres, quien se ha destacado por ser un férreo del crítico del gobernante en turno, a un foro que abordaría el tema del racismo en México, lo cual no pasó inadvertido a miles de usuarios de las redes sociales.
Como pólvora, las voces en contra de su participación incendiaron por miles las redes sociales, exigiendo su inmediata cancelación, lo cual, al final del día sucedió, es decir que el órgano encargado de eliminar la discriminación discriminó a un invitado suyo a un foro para hablar sobre la discriminación.
Y es que el tema no es la crítica de las redes sociales; no importa cuántos tuits hicieron trendic topic su participación en el foro. El problema es cómo las instituciones ven manipuladas sus actividades en función de criterios políticos, orientando su actuar y agenda, cuestión que lejos de tratarse de un hecho aislado, pone de relieve el riesgo a la democracia y el autoritarismo que estamos padeciendo en este momento en México. Hoy más que nunca los postulados de Umberto Eco y Giovani Sartori están vigentes, al poner al servicio de las Legión de Idiotas y de la videopolítica las instituciones que se reputan de democráticas, pero cuyo actuar se pone en duda, alejándose de su visión tele y deontológica.
Los puntos de vista y las discusiones estériles en las “benditas redes sociales”, quedan reservadas para esos precisos espacios, pero cuando traspasan las barreras del internet y fungen como orientadoras en la política pública, definitivamente ponen en riesgo la Democracia y el estado de derecho.
Como ya he referido en este espacio, la Democracia existe cuando en un estado hay división de poderes y respeto a los Derechos Humanos, y hoy estos últimos no fueron observados, puesto que la libertad de expresión y la tolerancia a puntos de vista divergentes fueron excluidos de un espacio encaminado a precisamente fomentar eso. Y lo más grave es que esa exclusión se dio por motivos políticos, específicamente por criticar al Presidente. Así, la supuesta “izquierda” que presuntamente vela por las libertades de las personas, pone en práctica conductas fascistas al más rancio estilo del priísmo del siglo pasado.
Esperemos que las instituciones pesen más que las voluntades de ciertas personas, pero al ritmo que vamos, serán estas mismas quienes decidirán qué, cómo y cuándo nos expresemos.
