Por: Ernesto Pacheco
Es claro que el modelo de comunicación establecido por AMLO en las conferencias «mañaneras» se puede seguir considerando en nuestro país como innovador, ya sea por la manera permanente de establecer comunicación con sus votantes, o por enaltecer sus logros cada mañana de cada día, o el pequeño “detalle picaron” de atacar a sus adversarios y la peculiar manera de imponer agenda mediática.
Sin embargo, hay temas que al ser abordados por el mandatario generan malestar en la población, ya sea por el aparente desconocimiento con el que los trata, tal vez la actitud de indiferencia o quizá el aire de insensibilidad, como lo hemos podido apreciar con el tema de la violencia contra las mujeres.
A decir de la OMS, las autoridades de todo el mundo reportan un alarmante aumento en las llamadas de mujeres víctimas de violencia en su hogar, a partir del confinamiento voluntario por el Covid-19, teniendo un incremento en los reportes simplemente en Europa de hasta el 60%.
Mientras que el mundo registra como «epidemia» el aumento de la violencia contra las mujeres, en México la Secretaria de Gobernación afirma que en los estados se pudo haber incrementado la violencia entre el 30% y 100%; ante esta cifras, como ya es costumbre “AMLO tiene otros datos”, con base en los que ha hecho comentarios tales como “…No quiero decir que no existe la violencia contra las mujeres, pero el 90% de las llamadas que registran por violencia contra mujeres son falsas…».
En este caso, podemos pensar que el aumento en los índices de violencia durante el confinamiento, pueden desencadenarse además por una mezcla de factores, como la preocupación por temas de salud, miedo a perder el empleo, disminución o falta de ingresos y el confinamiento mismo que nos obliga a una convivencia a la que no estábamos acostumbrados.
Sin embargo, pareciera que para AMLO la discusión está centrada en quien tiene la razón; como si lo más importante fuera demostrar si aumentó o no la violencia contra las mujeres y no en atender y resolver el fondo del problema.
No debemos perder de vista que parte de la batalla, por lo que ve a las autoridades, debe estar centrada en lograr la confianza de las mujeres en las instituciones, fortalecer los mecanismos de ayuda, tener más y mejores refugios, endurecer las restricciones e implementar nuevas medidas como el desalojo de los hombres violentos del hogar y un constante monitoreo de su comportamiento, o también dar facilidades para que las víctimas puedan acceder a subsidios por el tiempo que lo necesiten para retomar el control de su vida.
Por lo pronto… el tema de la violencia… es otra curva que seguimos sin aplanar…