Si a la militarización. Porque yo como digo una cosa, digo otra.

Por: Ernesto Pacheco Cáceres

Esta semana se dio a conocer el decreto firmado por AMLO en el que dispone de las Fuerzas Armadas para participar en las funciones de seguridad pública, podríamos decir que el Ejercito y la Marina en las calles, no es nada nuevo o extraño, puesto que vienen desempeñando labores de seguridad pública y lucha contra la delincuencia desde que Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico en el 2006.

Lo que si cayó como balde de agua fría, fue el cambio de opinión tan drástico de AMLO, quien a lo largo de su carrera política, como representante de la oposición, presidente de MORENA y candidato presidencial, utilizo permanentemente el tema de la militarización para golpear a sus adversarios con frases contundentes como “Absurdo y criminal usar al ejercito contra la delincuencia” 

Además, recordemos que una de sus promesas de campaña era que al ganar regresaría al ejercito a los cuarteles dentro de los primeros 6 meses de su mandato, y el firme compromiso de plantear una estrategia integral, menos limitada que la antigua practica represiva “policía-militar” de sus antecesores. 

Dicha estrategia, se encuentra contenida en el Plan Nacional de Paz y Seguridad la cual incluye, entre otras, el combate a la corrupción, los nuevos programas sociales diseñados para alejar a los jóvenes de las drogas y la delincuencia, la constitución moral, la amnistía a delincuentes, la legalización de las drogas, la creación de la Guardia Nacional, que en su planteamiento llevan un gran avance, sin poder decir lo mismo en cuanto a resultados.

Esto, pensando en que la delincuencia en México no tiene madre, y le han perdido  el respeto hasta a su abuela, sólo necesitamos conocer la percepción de inseguridad, que ya se siente rebasada cuando se dan a conocer las cifras cada día más alarmantes que rebasamos año con año, como lo fue la de “EL año 2019 declarado el más violento de la historia”.

Sabemos que AMLO se ha recargado en las Fuerzas Armadas, trabajando codo a codo en la asignación de múltiples tareas,  tales como repartir medicina, despensas, dinero de programas sociales, libros, no se diga la construcción del  Tren Maya, el  Aeropuerto, el ya conocido plan DNIII, la defensa de los ductos petroleros y sabrá  Dios cuanta cosa más se le pueda ocurrir al jefe.

Las preguntas que quedan en el aire son ¿Que le informaron a AMLO sobre la delincuencia?, ¿Le habrán enterado del fracaso de su estrategia? Ante el crecimiento desmedido que tienen los grupos criminales y sus campañas de repartición de despensas ¿Cuáles serán las repercusiones en su forma de ver el ciudadano ahora a los delincuentes?

Al final resulta inquietante imaginar el tamaño de la preocupación de AMLO que, con todas las tareas que ya asigno al ejército, la palabra empeñada, las críticas que durante años lo marcaron como un duro contra la militarización y la estrategia de su gobierno, hoy decide incumplir su palabra y a los mexicanos, reconociendo el ejército en las calles.

Esperemos que AMLO sea cuidadoso de los derechos humanos, del establecimiento de límites, tareas y fiscalización de las fuerzas armadas, temas que el mismo ha exigido. 


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