Por: Nilton Valladares
Emmanuel Kant decía que “la posesión de la fuerza perjudica inevitablemente el libre ejercicio de la razón”. No se requiere mucho para confirmar que esta premisa ya le pegó al presidente.
Pareciera que el tomar la presidencia de la república se ha convertido en la organización de una fiesta para celebrar el cumpleaños de López y sobre esa pretensión no hay otra más importante. En la cabeza de él solo está su fiesta y el hecho de que salga bien.
No interesa que tengamos cifras históricas en homicidios pues el gobierno de la 4t tiene el récord en homicidios cometidos durante su gestión, pero eso no interesa, la fiesta es primero. Y si de record hablamos también tiene el del mayor número de contratos otorgados sin licitar (78%, más que Peña) y los que se licitan los gana Slim o Salinas, corrupción a todas luces.
No interesa que sea la segunda vez que en el Siglo XXI México decrece económicamente y que Pemex tenga las pérdidas más grandes desde su fundación, no interesa, su fiesta es más importante que simples cifras y por eso no hay que hablar de crecimiento ni de PIB, hablemos de su fiesta.
Al presidente no le importa traicionar el discurso que lo hizo ganar la elección pues por un lado militariza al país y por el otro, al estilo Calígula, impone nuevos impuestos. Ojo, los programas sociales son primero, son los aguinaldos de la fiesta.
¿Por qué quieren hablar de otra cosa que no sea mi fiesta? Pregunta todos los días en las mañaneras a los medio fifís, conservadores y neoliberales que le cuestionan sobre Bartlet y el robo que harían al país, o si le preguntan de su decreto militarizador, o si le revisten sobre los números de la supuesta curva domada del COVID.
Ni siquiera una pandemia que tiene al mundo sumergido en un déficit y con total atención en ella, ni siquiera eso es más importante que la fiesta del presidente, esa que es su concepción de lo que debe y tiene que ser.
El momento histórico tiene rebasado al presidente, pero no dará marcha atrás a ningún proyecto ni seguirá ninguna recomendación que esté en contra de la idea organizacional de su autoritario gobierno.
Atenta contra medios, mujeres, médicos, arquitectos, actores, deportistas, partidos, redes sociales, organizaciones, familias y contra toda persona que piense en una forma distinta en la agenda pública: “o estás conmigo o eres corrupto”.
AMLO recibió un país en ruinas y, sin embargo, ha podido empeorarlo. Ha sido así porque López pasará a la historia como el presidente que fue electo para culpar gobiernos anteriores de los problemas que no podrá resolver.
Tocqueville nos enseñó que “la historia es como una galería de cuadros donde hay pocos originales y muchas copias”. La 4t es más bien el cúmulo de quimeras de la clase política del siglo XX ejecutándose 40 años después.
López se extravió en la búsqueda de la supuesta “razón moral”. La agenda es la fiesta y aunque lo tachen de dictador, aunque traicione el ideal Juarista o aunque se traicione a sí mismo, no habrá retorno y la fiesta del presidente continuará su cauce aunque esta, en 2021, lo lleve al despeñadero.
Nilton Valladares.