Por: Ernesto Pacheco Cáceres
A río revuelto ganancia de pescadores
Como todos saben, el sueño de todo buen político es dejar huella, ser recordado por los anales de la historia; que su nombre se pueda ligar con las palabras de “El mejor…”, “… un buen gestor”, “… es respetuoso de la ley”, esta puede ser la razón que lleva a los Gobernantes a tomar medidas extraordinarias al inicio de su mandato, medidas que merezcan ser recordadas, como lo hiciera AMLO con la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la venta del avión presidencial o el encarcelamiento de Rosario Robles, por contar algunas.
Para Jaime Bonilla Valdez, político y ahora Gobernador de B. C. su primera gran acción con la que sin duda será recordado y que ha llamado la atención de propios y extraños es la llamada Ley Bonilla.
Quizá el nombre de Jaime Bonilla era desconocido para el resto de país; sin embargo, en B. C. venía forjando una carrera política que le había permitido ser Diputado y Presidente Estatal del PT, Senador por MORENA y en la presente Administración Federal su buena relación con AMLO lo llevo al puesto de Delegado de Programas para el Desarrollo o mejor conocido como el “Superdelegado”.
Estaba muy claro que su trayectoria política apuntaba para que dentro de un par de años pudiera aspirar a la candidatura a Gobernador; sin embargo, AMLO le dio la clásica patadita de la suerte, adelantando sus tiempos y proponiéndolo a la Gubernatura.
Recodemos que esta elección tuvo una particularidad, ya que en muchos Estados de la República se ha estado legislando para que las elecciones de ayuntamientos, diputaciones locales o gobernaturas se empaten con las Elecciones Federales, para evitar con esto el desgaste económico, emocional y político al que era sometida la ciudadanía, teniendo elecciones año con año; por lo que, al lograr empatar las elecciones con la elección Presidencial, resulto como en muchos estados una convocatoria atípica por un periodo de dos años de 2019 a 2021, misma que favoreció en las urnas a Jaime Bonilla.
Para sorpresa del país entero, el primer Gobernador emanado de un proyecto de la izquierda en B.C. iniciaba la construcción de su historia con una flagrante violación a la Constitución, al autorizar la que se conocería como “Ley Bonilla”, que le permitió ampliar el periodo para el que fue electo, pasando de 2 a 5 años.
La Ley Bonilla fue cocinada, cabildeada y ejecutada en inicio por Víctor Morán, Diputado de MORENA quien fue el encargado de presentar la iniciativa en el congreso, solicitando la modificación de la Constitución de BC, posteriormente Diputados del PRI y PAN que por si fuera poco eran mayoría en el congreso estatal se prestaron a las tropelías, aprobando una “Consulta Popular” pretendiendo validar ante la ciudadanía la iniciativa.
Dicha Consulta Popular, tiene su fundamento en nuestra Carta Magna, estableciendo en su artículo 35, los criterios para opinar respecto a temas trascendentales de nuestro país, que dicho sea de paso, nada tiene que ver con cuestiones electorales de una Entidad Federativa específica, así, sólo pretendió ser un “engaña bobos” que permitiera justificar que, “El pueblo bueno y sabio decidió” y terminaron aprobando la ampliación del periodo de 2 a 5 años.
Hoy por hoy, la aprobación en su momento de la Ley Bonilla, tiene al país metido en el debate entre lo correcto y lo incorrecto, lo legal y lo ilegal, a la espera de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para saber si es constitucional o no esta jugarreta de la 4T, y si se sienta precedente para que cada quien haga lo que quiera por encima de la Ley.
Esperemos noticias… pronto sabremos si todos los elegidos en un cargo de elección popular podrán ampliar a modo sus tiempos para gobernar.